Miguel Calderón Suárez
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Santa Bárbara. - Miguel Sandí Herrera, uno de los dos muchachos que murió durante el incendio en una ebanistería en Heredia, falleció por salvar a su amigo Natanael Villalobos de 16 años, quien también perdió la vida.

El ebanista, de 34 años, fue alcanzado por las llamas cuando se devolvió a rescatar al joven, según el relato de algunos testigos y sobrevivientes al hecho, quienes agregaron que los dos fallecidos rezaron antes de perecer.

Tatiana Arias, sobrina de la mayor de las víctimas, aseguró que su tío quedó abrazado a Natanael en el baño del taller.

“Eran muy buenos amigos y compañeros desde hace años, por algo Dios se los llevó a los dos”, expresó con dolor la adolescente.

José Miguel Sandí, padre de Miguel, contó ayer que su hijo soñó con ser bombero toda su vida, incluso en su cuarto tenía varios carritos de rescate y afiches del Cuerpo de Bomberos.

El hombre asistía junto con Natanael cada semana al Ministerio Misionero de Restauración ubicado cerca de su vivienda en Santa Bárbara de Heredia.

De Natanael, quien vivía a tres casas de Miguel, sus familiares prefirieron no dar declaraciones, sin embargo, trascendió que era estudiante de octavo año y según los vecinos, un muchacho sin vicios y muy religioso.

Falla en calentador

Melvin Calderón, bombero que estuvo a cargo del caso, confirmó que un recalentamiento en un calentador de laca que estaba en la entrada del recinto fue la causa que provocó la tragedia.

“El calentador tenía laca por lo que se presume que ahí se generaron vapores que alcanzaron el punto de inflamación y fue donde nacieron las llamas”, aseveró Calderón. “Meterse al baño es la opción menos recomendable pues el agua en estos casos se convierte en una especie de imán para las llamas”, agregó.

Miguel fue sepultado ayer a las 4 p.m. en el cementerio del cantón, mientras que los funerales de Natanael serán hoy en la mañana.

Muy afectados

José Miguel Sandí.

José Miguel Sandí, padre de Miguel.

"Perder a un hijo es perder media vida. Esto es demasiado doloroso. Miguel era un muchacho muy feliz y cariñoso”.

María Sandí, hermana del fallecido.

"Éramos cuatro hermanos, dos hombres y dos mujeres. Miguel era el más religioso y un amante de su trabajo”.

Tatiana Arias, sobrina.

"Mi tío llevaba cerca de 6 años trabajando en la ebanistería. No hay palabras para describir el dolor que uno siente”.