Jueves 11 de febrero de 2010, San José, Costa Rica
Sucesos | Hablan sobrevivientes de vuelco de lancha
Drama acaba en milagro para dos pescadores en el Sierpe
Cuando creían que iban a morir, la luz de un barco de National Geographic los ubicó
  • AlDia.cr
    “Sólo recuerdo del rescate que alguien me extendió una mano”, dice Franco. Fotos: A. Otárola.
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    Los pescadores se abrazaron ayer con sus respectivas esposas, quienes pensaron que no los volverían a ver jamás. A. Otárola.
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    Herny Montoya sufrió quemaduras de segundo grado.

Rodolfo Martín y Alfonso Quesada, corresponsal GN
rmartin@aldia.co.cr

Puntarenas.- Una potente luz iluminó el mar la madrugada del martes pasado y así se salvaron dos pescadores ticos que naufragaron el sábado en el mar en Sierpe, Osa. Otro falleció y uno está desaparecido.

La luz que iluminó a César Franco, de 39 años y a su hijo Herny Montoya, de 21, provino de un barco de la National Geographic, de paso por la zona, que atendió la emergencia, el martes a las 2:10 a.m. Herny creyó que iba a morir cuando en lo más profundo de su sueño sintió que una luz lo encandilaba.

Abrió los ojos y observó, a lo lejos, cómo por un reflector rescataban a alguien, pero a él, que estaba prácticamente debajo del barco, no lo determinaban.

“¡Aquí, abajo... a la derecha! ¡Aquí abajo!”, gritaba una y otra vez hasta que sintió que la luz se detuvo sobre él mientras alguien, desde arriba, le gritaba : “¡tranquilo, tranquilo!”.

Él y su padre, César Franco Rojas, fueron rescatados después de haber naufragado desde el sábado a las 4 p.m. en la boca del río Sierpe, cuando una gran ola volcó la lancha en la cual habían salido a pescar el sábado al mediodía.

Instantes antes de ser rescatado y tras 56 horas de drama, Herny pensó en su compañera sentimental, en los dos chiquitos de ella que son como suyos, en su mamá y en sus dos hermanos.

¡Pero estaba a salvo!

No corrieron igual suerte Santos Espinoza Cerdas y su hijastro Daniel Villalobos Valverde de 50 y 18 años respectivamente.

El primero fue hallado sin vida, en tanto que el segundo, aún ayer permanecía desaparecido.

En la casa de señor Espinoza se aferran a la esperanza de poder encontrar a Enrique todavía con vida.

Estuvimos juntos

“¡Esto nunca debió terminar así pero, sólo Dios sabe por qué tuvo este final!”, declaró César Franco ayer al mediodía en Observación del hospital de Golfito.

“Si ellos hubieran fallecido inmediatamente después de que la lancha se hubiese volcado, pues entonces uno argumenta que todo obedeció al accidente, pero eso no fue así”, agregó con el rostro contemplativo.

Franco aclaró que a lo largo del naufragio estuvieron unidos con la idea de salir del mar como habían entrado juntos. Incluso, Santos Espinoza estuvo al lado de ellos poco tiempo antes de que fueran localizados.

“Se quedó atrás y ya no tuve más fuerzas para ir a remolcarlo. Yo ya lo había rescatado cuatro veces. Yo estaba sin mi chaleco salvavidas porque se lo había dado a él, porque el suyo se lo había entregado a su hijo”, explicó.

La comida es lo de menos

Aunque no comieron ni tomaron líquidos desde el sábado a las 4 p.m. hasta el martes cerca de las 2:30 a.m., cuando los recibieron en el barco con toallas, cobijas y una sopa caliente, dijo que lo más angustioso era ver cómo las fuerzas físicas disminuían y también las emocionales.

“El único que se mantuvo lúcido fue mi muchacho, porque hasta yo comencé a alucinar cuando le decía que viera la gran poza en la cual nos íbamos a bañar. Son unas que hay por Punta Llorona”, contó el sobreviviente.

“Mi hijo me alentaba retándome a que lo alcanzara porque él llevaba agua fresca para tomar”, dijo.

Franco recordó que antes del naufragio, iba a pescar los fines de semana con esta lancha y en la misma zona.

“Estábamos por comenzar a pescar, después de haber almorzado, cuando llegó una gran ola de costado, como de tres metros y nos volcó. La peor noche fue la del domingo porque llovió torrencialmente”. Ayer daban gracias a Dios por tenerlos de regreso con sus seres queridos.

Un milagro

AlDia.cr
Joselyn Quesada.

Joselyn Quesada, doctora.

Los pacientes están plenamente restablecidos, por eso se les dio la salida. Sufrieron quemaduras de segundo grado”.

Jackelyn Gómez, esposa de César.

Le pregunté a César si me deshacía de las hieleras y me respondió que mejor no, que las guardara en algún lado”.

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  • Videos: relato de los pescadores. Imágenes de Alfonso Quesada.

 
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