Alexander Aguilar
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El joven Luis Diego Cordero comienza a meterse entre los preferidos del mediocampo saprissista. Va de a poquito, sin apresurar su proceso.

Es el típico volante “diez”, pero como él reconoce, también puede jugar en otras posiciones.

“Puedo hacerlo como “diez” y de extremo, en el caso de usar tres delanteros. También como mixto o contención. Soy polifuncional, eso es importante”.

Cordero ya se ha hecho sentir en el Torneo de Verano, aunque reconoce que todavía le falta camino para llegar a sustituir al veterano Wálter Centeno.

“Wálter es Wálter y siempre hay que respetar un derecho de piso. Estoy tranquilo y si me toca actuar, solo debo cumplir. A mí me encantaría jugar todos los partidos, pero hay jugadores con gran experiencia. Debo respetar eso”.

Luis Diego no duda en indicar que “Wálter Centeno es para mí un referente, siempre lo he admirado, y respecto a su estilo de juego, yo tengo algunas características diferentes”.

Luis Diego debutó con el Saprissa en el 2007, cuando el técnico Jeaustin Campos estaba en el banquillo, “pero algunos decían que todavía yo estaba muy pollito y me mandaron a la Segunda División, donde jugué con el actual entrenador, Roy Myers”.

En ese entonces ya tenía encima la experiencia del Mundial Infantil de Perú 2005, donde comenzó a darse a conocer.

“Pero lo mejor de todo fue mi paso por la Segunda, que me ayudó mucho a mejorar”, añade.

Pese a sus 21 años, no le teme al reto morado. “Saprissa es un club que exige muchísimo y tenemos que acostumbrarnos a la presión”, finaliza.

“De chamaco era liguista”

El mediocampista del Saprissa, Luis Diego Cordero, se quitó de golpe el sello de manudo. Era un ferviente seguidor de la Liga, pero al pasar a Tibás, se pintó gustoso de morado y blanco.

“De chamaco era liguista y lo fui como hasta los 14 años. Iba al estadio Morera Soto con mi papá (Luis Alberto Cordero), porque por tradición toda mi familia es alajuelense”, recuerda Cordero, quien fue observado en las divisiones menores de la Liga, de donde brincó al Saprissa.

“Entre 2000 y 2002 jugué para el Proyecto Alejandro Morera Soto. Después me llamó Pierluigi Morera, quien en ese entonces era visor de Saprissa y fui a una prueba”.

Un morado convertido que recibe el apoyo de su padre y madre (María Eugenia Jiménez), pese a que son liguistas. “Ellos me apoyan, pero siguen siendo manudos”, dice Luis Diego entre risas.