Miguel Calderón Suárez
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Carlos Martínez sabe que la tarde del jueves anterior, simplemente volvió a nacer, al igual que su familia.
Por eso, lo primero que hizo ayer al despertar, fue agradecer a Dios por “darles una segunda oportunidad”. “Estamos vivos de milagro ”, comenta.
Él, su mujer Lidiette Acuña, sus dos muchachas Glenda, de 16 años, Adriana de 21 y su sobrino Sivianny de 21, regresaron de la muerte cuando de milagro, los cinco sobrevivieron a una caída, que parecía mortal.
Comentan que regresaban de del funeral del hermano de Lidiette en Guápiles, quien murió en un accidente de tránsito el martes.
Al ser la 1 p.m. y cuando atravesaban el puente de Paracito en Santo Domingo, el padre, quien conducía, se quedó dormido y el Kia Sportage en el que viajaban cayó al cauce del río Virilla.
Luego de dar cuatro vueltas, el vehículo quedó en el río con las llantas hacia arriba. Ellos estaban adentro, atrapados, luchando por su vida.
“Fue muy rápido”
Glenda Martínez sólo recuerda que logró salir, junto a su hermana, por una ventana tras permanecer sumergida en el agua por unos cinco minutos.
“A como pude salí y rescaté a mi hermana. Mi papá todavía estaba adentro con mi mamá”, expresa la adolescente.
Minutos después, Carlos pudo respirar y ponerse a salvo.
La única que todavía estaba prensada y ahogándose era Lidiette. “No sé que pasó. Me dijeron que yo estaba muerta y fue mi marido quien me resucitó. Sólo me acuerdo que había mucha gente y estaba lloviendo mucho”, cuenta la mujer de 47 años.
“Mi esposa estaba morada, verla así fue algo impactante. Pensé que se me iba, pero luego de darle respiración boca a boca por varios minutos, respiró”, rememora Carlos.
Tanto él como sus hijas sólo sufrieron algunos golpes y raspones en su cara y fueron trasladados al hospital Calderón Guardia, donde en horas de la noche fueron dados de alta.
Solidarios
Unos vecinos que observaron la estrepitosa caída junto con personeros del Cuerpo de Bomberos fueron los encargados de rescatar a esta familia, vecina de Dulce Nombre de Coronado.
“Agradecemos a los vecinos que arriesgaron sus vidas para salvar las nuestras y a los rescatistas. Es un gesto que quedará marcado para siempre. Gracias a ellos estamos aquí”, exclamó Adriana, la mayor de las jóvenes, un poco afligida.
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