Antonio Alfaro
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Panamá. En cualquier parte se topaba uno a un tico, enfundado en la camiseta de la “Sele”, o la de Argentina con el Messi en la espalda, o la de recuerdo de la agencia de viajes, roja con las banderas de Panamá y Costa Rica, entrelazadas en el pecho.
Grandes y chicos, mujeres, hombres, niños, todos seducidos por el juego de “Lio”. “Está chiva ver a Messi”, me dijo José Roberto Morales, un niño de diez años, de San Isidro de Heredia, enfundado en la roja de la Tricolor y sentado sobre las maletas, justo antes de partir al estadio.
“También quiero ver a Forlán, se hizo unos golazos en el Mundial. Y a la ‘Bruja’ Verón”. Él, su padre, su tío y amigos eran parte de los casi 1500 ticos que viajaron por tierra a Panamá.
“Vinimos en 18 buses”, cuenta su padre, Roberth Morales, feliz, pese al cansado viaje de venida y aún más el que les esperaba de regreso, apenas finalizara el juego.
No menos entusiasmo mostraba un grupo de amigos cartagineses, quienes describían el partido como una oportunidad que no se da todos los días.
“Es un sueño. Messi es mi ídolo”, confesaba José Roberto Sandoval, con la albiceleste puesta, acompañado de Carlos Barquero, Paulo y Javier Monge.
Con toda la caravana de ticos, aún deben estar de regreso mientras usted lee esta nota.
De seguro sienten un valió la pena, poder decir: “yo lo vi a Messi, no me lo contaron”.
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