Eduardo Solano, enviado
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Hoy se realizará el primer partido en la ciudad de Durban en el estadio Moses Mabhida. Alemania se enfrentará a la selección de Australia en un partido que corresponde al grupo D que también integran los representativos de Serbia y Ghana.

Antes de que el balón empiece a rodar la atención se ha centrado en una serie de actividades culturales que han acaparado las miradas del grupo de turistas que han llegado, especialmente los germanos y oceánicos. El grupo Café Durban, compuesto por seis integrantes, donde predominan los tambores, se ubicó en el anfiteatro del South Beach, que se encuentra entre la playa y el grupo de hoteles que componen la Marina del lugar. El director del grupo, un sudafricano llamado Shawn, se movía como palmera azotada por el viento y derramaba intenso sudor, para dirigir con sus manos y movimientos el ritmo que solicitaba al grupo. Se podían tocar las palmas o atreverse osadamente al golpeteo de los tambores, ubicados en las gradas del anfiteatro que miraba hacia el mar. Muchos nos atrevimos a seguir al carismático director de orquesta. Al lado mío habían niños del lugar con sus camisetas de Sudáfrica que poseían el ritmo genético que los caracteriza, muy entusiasmados. Más a mi izquierda una pareja de australianos intentaban no perder la secuencia, al igual que yo, pero es difícil, eso se trae y por más que se practique no queda igual.

Esa actividad fue solo una parte de las tantas programadas a lo largo del día y que sirven para acompañar la gran fiesta del fútbol. Muy de cerca de ahí una gran banda tocaba a otro nutrido grupo de espectadores que podían oír los diferentes sonidos de las diversas regiones del KwaZulu-Natal , la provincia donde se ubica Durban.

Tampoco faltaron las esculturas en la playa, algunas de arena y otra pintadas con la técnica del “body paint”.

Hoy el estadio promete estar prácticamente lleno, con muchos alemanes que han llegado hasta aquí al igual que una expedición inmensa de australianos.