Martes 22 de junio de 2010, San José, Costa Rica
Sucesos | Isabel Castrillo, madre de la muchacha asesinada por excompañero
“Le rogué que no fuera”
Mujer creyó que nada le pasaría al estar junto al papá y hermanos
  • AlDia.cr
    La mujer quedó tendida luego de recibir dos balazos en la cabeza y uno en el pie. Julio Peña.

Rodolfo Martín
rmartin@aldia.co.cr

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Nicoya.- Algo, quizá el instinto de madre o la experiencia también de haber conocido la violencia intrafamiliar, hizo que Isabel Castrillo le suplicara a su hija Leonela Obregón, de 22 años, que se quedara ese fin de semana en la casa y que no fuera a visitar a su padre al poblado de Las Delicias, situado 50 kilómetros al suroeste del centro de Nicoya.

La aprensión de la madre, que al final resultó cierta, era porque temía del supuesto comportamiento agresivo del exyerno, recordó ayer la señora.

“Le rogué una y otra vez que por favor no fuera. Incluso, cuando se detuvo en la puerta para despedirse le supliqué que pospusiera el viaje para la próxima semana con la idea de que yo pudiera acompañarla”, expresó doña Isabel.

La muchacha, la segunda de cuatro hijos –un varón y tres mujeres– le respondió que nada podía ocurrir porque “estaría acompañada de su papá y sus hermanos”, añadió doña Isabel.

Sin embargo, de nada le valió esa supuesta protección porque dos días después, el domingo, era asesinada de tres balazos, uno en una pierna y dos en la cabeza.

El responsable, de quien se había separado en noviembre, se quitaría la vida minutos después tras colgarse de un árbol.

A raíz de este incidente quedaron huérfanos una pareja de chiquitos, una niña de dos años y un varón de cinco.

Leonella llegó a Las Delicias, en pueblo en donde vive su padre, el viernes por la tarde. Ese día terminó sin ningún contratiempo.

El sábado, al parecer, el excompañero sorprendió a Leonela conversando con un amigo suyo de infancia durante un bingo, explicó ayer doña Isabel.

Él se molestó y, al parecer, le lanzó una botella que por poco la hiere.

Por la noche intentó conversar con ella pero su padre no lo dejó y más bien le pidió que se alejara de la casa y que la dejara tranquila.

Fue al día siguiente, el domingo, cuando, sorpresivamente, el agresor apareció, la persiguió y le disparó.

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