Francisco Segura M., Subdirector OIJ

¿Cómo va el caso de Copey y el de barrio México?

Están complicados porque aún no tenemos identificadas a esas personas. Presumimos que son extranjeros por la fisonomía y las ropas que portaban. Ninguno de los dos falleció por homicidio.

¿Por qué?

Para ingerir una cantidad fuerte de óvulos con droga la persona tuvo que hacerlo voluntariamente, porque sino el primero se le revienta en la boca y ahí mismo muere. El cuerpo que apareció en barrio México lo tiraron íntegro en un lote. El segundo también fue una muerte accidental. Como murió, lo partieron para recuperar la droga.

¿Se descarta el homicidio?

Sí. El doctor Bonilla, jefe de la Medicatura Forense, verificó que en ambos casos hubo una fuerte intoxicación. La cantidad de heroína en la sangre al romperse un óvulo pasa al torrente sanguíneo.

¿Se comprobó con la autopsia que la droga está envuelta en óvulos parecidos?

Son similares, pero no nos atrevemos a decir que se trata de la misma banda. Tienen en común que son malos envoltorios, porque se estallaron. Falta estudiar el grado de pureza de la droga en ambos casos.

¿Cómo estallan?

Por los ácidos del estómago, a uno o a varios óvulos se les hace una fisura por la que empieza a salir su contenido. Por la pureza de la droga, unos pocos gramos son letales.

¿Un mensaje a la juventud?

No deben atender ilusiones estúpidas como viajar, dinero y conocer otros países porque se pueden matar solos, los pueden detener y si no lo hacen bien y sobreviven, los puede asesinar la organización.