Franklin Arroyo González
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Si usted pensó que Jimena, María Celeste, Valentina, Mariángel, Santiago o Matías no son nombres comunes, se equivocó.

Según datos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), esos se encuentran entre los 20 más repetidos en Costa Rica, en menores de seis años.

En el recuento final, Sebastián es el más común de todos, con 3.564 registros, seguido de Santiago, con 2.315. El primer nombre de mujer y tercero de la lista es Jimena, con 1.907, y segunda Sofía, con 1.750.

Lucy Leandro, madre de uno de tantos Sebastián, comentó no estar sorprendida.

“Es que el nombre me encanta y el significado también. Quiere decir 'venerado'”, agregó.

Quien no sospechó que el nombre de su hija fuera tan popular fue Katherine Castillo, madre de Jimena Cerdas. “Me hizo gracia. Por eso lo puse. No lo había escuchado mucho. El nombre de su hermano (Jafet) empieza con jota y quería que tuviera la misma inicial”.

Valeria, otro de los nombres comunes, tampoco generó sospechas en los padres. “Lo pusimos entre los dos. Estamos contentos. Es un nombre muy lindo. A ella le encantan que le tomen fotos, es alegre y pasa riéndose, pero tiene su carácter”, expresó Francini Solís, la mamá.

Religiosos

Monseñor Ángel San Casimiro dijo que el fervor religioso está presente aún en muchos nombres, pero cada vez en menor medida. “Todavía la cultura religiosa influye en muchos padres para poner el nombre de un santo o santa a sus hijos”, explicó.

Alexander Marín relató que no estaba convencido de ponerle Santiago a su hijo, pero su catolicismo e insistencia de familiares lo convencieron, por el apóstol del mismo nombre.

“Nos pasó que cuando fuimos a hacer el curso de preparación para el parto, seis parejas más tendrían hijos que se llamarían Santiago. Y decían que otros eran terribles”, recordó. Andrea Brenes, madre de Gabriel Espinoza, de cuatro años, expresó que ese nombre le encanta por ser el mensajero de Dios. “Es el portador de buenas noticias, pero no creí que fuera tan común”.

Jenny Fallas, madre de Mariángel Chinchilla, cuarto lugar de las niñas, lo puso por otra situación.

“Una compañera de la universidad tenía una chiquita que se llamaba así y cuando nació mi hija era grandota y la recordé”, dijo.