Angie López Arias
angie.lopez@aldia.co.cr

         

Esperar algunas horas para ver el espectáculo que brindan las ballenas jorobadas en el Pacífico sur del país, vale la pena.

Aunque el “tour” por el Parque Nacional Marino Ballena es de gran belleza y riqueza natural, el jueves anterior los visitantes solo ansiaban ver nadar a estos majestuosos cetáceos.

Pero antes, aparecieron unos juguetones e inquietos mamíferos para hacer las delicias de los turistas. Y es que pocos minutos después de partir en la lancha para realizar la travesía por el parque, a eso de las 10:45 a.m., un grupo de delfines manchados comenzó a saltar.

Sus dinámicos malabares salpican el bote, y la luz del sol se posa sobre ellos para crear una imagen impresionante que solo la madre naturaleza es capaz de ofrecer.

Luego de apreciarlos, se sigue el camino. A eso de las 11:20 a.m., se llega a Isla Ballena, allí no se percibe la presencia de estos mamíferos pero la belleza del sitio inundada por decenas de alcatraces impresiona.

Pero a las 12:10 m.d, un característico sonido alertó del avistamiento de una ballena. La espera había terminado para quienes anhelaban verlas.

A unos 100 metros de la lancha una ballena jorobada y su cría mostraron su majestuosidad. El ballenato nadaba junto a su madre que apenas dejó ver parte de su cuerpo.

El motor del bote debió apagarse para no alterarlas, y así, solo el vaivén de las olas junto con el nado de “madre e hijo” se escuchaban mar adentro.

En ocasiones, ambos desaparecían hasta que en un momento se divisaron a escasos metros de la lancha. Después de casi una hora de disfrutar de su nado apacible, había que partir.

Esta vez, la suerte fue gran compañera, pues fue posible ver a esta pareja de ballenas. En otros casos la suerte es mayor ya que se observan hasta siete u ocho como sucedió el miércoles, según contaron los que tripulaban la pequeña embarcación.

Pero no importa el número, tener la oportunidad de apreciarlas y ver su comportamiento no deja de sorprender.

El Parque en su totalidad también es digno de admirar. El tómbolo, (lengua de tierra que sobresale de la costa) es una joya única pues simula la cola de una ballena, no en vano su nombre.

Grandes visitantes

Las aguas del Pacífico sur se convierten este mes en el hogar de las ballenas jorobadas (megaptera novaeangliae) que migran desde el sur del continente.

Ellas huyen del frío de esas zonas para buscar aguas más cálidas como las nuestras y allí aparearse y tener a sus crías.

“Creemos que las ballenas nacen aquí y lo que hacen es migrar a zonas de alimentación, pero regresan a aparearse y tener a sus crías lejos del frío”, dijo Damián Martínez, biólogo marino de la Fundación Keto.

Las ballenas jorobadas vienen en dos momentos distintos. Las del norte vienen entre diciembre y agosto y las del sur lo hacen de agosto a noviembre.

“Buscan zonas tropicales para que las crías se desarrollen mejor y más rápido. También lo hacen para criar en sitios donde no hay depredadores ”, afirmó.

Las ballenas jorobadas se alimentan durante unos seis meses y luego hacen la migración a estas aguas del Pacífico sur del país en donde permanecen estos meses. No come aquí y viven de sus reservas de grasa.

“Las hembras llegan gordas y grandes, y se van más flacas. La cría toma unos 200 litros de leche y aumenta como 40 kilos por día”, indicó David Palacios, experto de esa organización costarricense.

No solo vienen a tener sus crías, también se aparean. Para ello los machos compiten entre sí para sobresalir ante la hembra.

Festival de cetáceos

La Asociación de Tour Operadores del Parque Nacional Marino Ballena, junto con el ICT y la Cámara de Turismo de Costa Ballenas organizan el II Festival de Ballenas y Delfines.

El viernes, ayer y hoy, charlas, exhibición de fotografías, conciertos, esculturas de arena y “tours” a precios cómodos, convocaron a decenas de visitantes.

Pero estas mismas actividades se repetirán también el próximo fin de semana con el objetivo de que los turistas nacionales sobre todo, conozcan las maravillas de Costa Rica.

Julio Padilla, del Dolphin Tour, explicó que realizan el festival en estos días pues setiembre fue declarado el mejor mes para el avistamiento de ballenas y delfines en el Pacífico sur.

Para ver ballenas y delfines y apreciar el espectáculo que brindan puede visitar este parque nacional así como Bahía Drake en Osa, Puntarenas.

De cerca

Tamaño. La ballenas jorobadas adultas pueden medir entre 14 y 16 metros, el macho es siempre más pequeño que la hembra. Una cría recién nacida mide entre 3 y 3,5 metros.

Peso. Una ballena pesa entre 35 y 40 toneladas mientras que un ballenato pesa unas dos toneladas.

Comportamiento. La cría se muestra más activa que la madre, mientras el ballenato aprende a nadar y fortalecer sus músculos.

Trayectoria. Viajan desde el sur del continente hasta estas costas para huir del frío y hallar aguas más cálidas para tener a las crías y aparearse.

Aguas seguras. Las ballenas también buscan zonas donde no hay depredadores grandes para así dar más protección a las crías.

Reserva. En nuestras costas no se alimentan. Viven de la reserva de grasa que tienen bajo la piel que son como 40 centímetros de grosor.

“Se enseña turismo responsable”

Entrevista a Damián Martínez, biólogo marino de la Fundación Keto

¿Qué proyectos desarrollan en la zona?

Se toman datos de las ballenas y los delfines; su número, comportamiento, ubicación, para proponer líneas de conservación.

¿Cómo trabajan con los “tour” operadores?

Trabajamos desde hace dos años en el Parque Nacional Marino Ballena con los “tour” operadores porque ellos están conscientes de la necesidad de tener acciones de turismo responsable.

¿Cuáles son las amenazas de las ballenas?

En la costa están los trasmallos y como las ballenas se acercan a la costa para evitar depredadores puede haber interacción. También el turismo descontrolado y mal manejado puede ser una amenaza para las ballenas jorobadas.