Christian Campos, corresponsal GN y Rodolfo Martín
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Bagaces, Guanacastea. - Anteayer por la tarde Teresa Bermúdez volvió a llorar. Y lo sigue haciendo. Ella no es de la familia Vargas López ni de la Solórzano Ordóñez, pero la herida de perder a tres de sus hijos por la caída de un alud en su casa volvió a sangrar.
Doña Teresa, que vive a 600 metros del sitio de la tragedia del viernes, perdió la noche del 4 de junio de 1981, a sus hijos José Alberto, Sergio y Jenny de 10, cinco y cuatro años, respectivamente.
Esa noche ella –quien estaba embarazada de su hija Yamileth– estaba en su casa sin electricidad con ellos tres y Heydi, su hija de tan solo un año.
Solo ella y Heydi vivieron.
“Mi mamá ayer lloró y hoy también”, relató ayer la hija quien ahora es madre de dos hijos de ocho y cinco años.
“Creo que Dios a mi me puso un propósito. Fui la única que sobrevivió, era la menor”, dijo cuando empezaban a aparecer lágrimas en sus ojos.
La vida de doña Teresa a partir de ese junio, nunca volvió a ser igual y aunque con el pasar de 29 años había tratado de reponerse, ayer su vida volvió a golpearse con el recuerdo.
“Mi mamá ha sido fuerte tanto tiempo, pero ayer no pudo más y volvió a llorar por sus hijos”, concluyó Heydi,
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