Neysa Calvo Achoy
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Sus cabellos blancos hablan del tiempo que ha pasado desde que cantó por primera vez en público subido sobre una silla de un pequeño bar cuando aún era un niño.

Desde entonces, el italiano Claudio Baglioni parece estar enamorado cuando hace suyo el micrófono y deja escapar las letras de su música que inspiran al amor y las ganas de vivir con ilusión.

Un sentimiento que podrán palpar los ticos cuando cante sus éxitos “Un pequeño gran amor” y “Sábado por la tarde”, el 16 de octubre en el estadio Ricardo Saprissa, en su gira “Un sólo mundo”.

Baglioni es hijo de un suboficial de los carabineros, Riccardo Baglioni y la de la modista Silvia Saleppico.

Gran parte de su niñez la vivió entre el barrio llamado Montesacro, ubicado en la periferia de Roma y Centocelle.

De pequeño, el cantante recuerda que le parecía vivir en pueblos muy alejados del centro de Roma.

No olvida que cuando su madre necesitaba comprarse algún traje, él siempre le decía ¡Vamos a Roma! por las distancias que se debía recorrer.

Y si algo marcó su niñez -ha dicho- fueron los paseos de excursión corriendo y respirando el aire puro.

Siempre fue un niño tímido e introvertido, pero con gran talento para la música.

Con ayuda de un tambor, una flauta y un acordeón funda un grupo, en 1958. Su paga eran unas cuantas monedas, huevos y papas.

Su primer maestro fue un argentino llamado Nicolás Amato y su padre le regaló su primera guitarra, en 1965.

Dos años después escribe su primera canción, Annabelle Lee y en 1974 se consagra como músico y cantante.

Claudio ha llevado su romanticismo a países como Holanda, Suiza, Inglaterra, Bélgica, España y Estados Unidos, manteniendo su estilo romántico en los primeros lugares de Italia y Europa.

“Top 10”

Firma su primer contrato en 1969 con la casa discográfica RCA, lanzando su primer álbum en 1970. Suma más de 40 álbumes, siendo el último ”Questo piccolo grande amore”, 2009.