Neyssa Calvo Achoy
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En su casa mandan las mujeres. Así empieza a contar su historia Melissa Malavasi, la cantante del grupo Domestika, quien creció junto a sus tres hermanas disfrutando de La Sabana.
Es una chica alegre, divertida, traviesa, muy sociable y una roquera al extremo.
Cuando tiene algo en mente analiza cada detalle, va despacio y cuando está lista se lanza al objetivo. Tal cual lo hace un tigre tras su presa.
No le tiene miedo a los retos. Para ella solo es un reflejo de la falta de práctica o de confianza en uno mismo.
“Así que nada más me esfuerzo el triple para vencer el obstáculo que no me deja crecer”, mencionó.
Para esta josefina cada piedra en el camino es una meta más que hay que alcanzar para sobrepasar.
La música en su vida es casi como un juguete, pues empezó a rasgar las cuerdas de la guitarra cuando apenas tenía tres años y un año después las teclas blancas y negras del piano.
Era de esas niñas que siempre andaba cuestionando y preguntando el por qué, cómo y cuándo de las cosas.
Una actitud que ella misma considera es parte de la naturaleza de los artistas.
En la escuela también era enamorada, distraída y aunque tímida muy sociable, contó entre risas.
Se distinguió por ser una alumna con buenos promedios y responsable, pero cuando se aburría en las clases dejaba volar su imaginación escribiendo canciones.
Un pasatiempo que siguió cultivando con los años y hoy espera algún día ver sus ideas plasmadas en un disco.
Por el momento ya tiene compuestas 12 piezas para grabar, pero todavía no cuenta con presupuesto suficiente.
“Mis letras hablan de lo cotidiano de la vida, del amor y el desamor que vive la gente”, dice la pelirroja.
Para ella todo lo que sucede a su alrededor es fuente de inspiración y con sus letras intenta sacar a la luz lo que dicta su corazón.
La pasión por la música se lo debe en parte a su mamá, doña Julia, quien quiso despertar en sus cuatro hijas mucha afinidad por el arte.
¿Cómo lo hizo? Fácil. A los cuatro años la inscribió en clases de piano y cuando llegó primer grado de la escuela, también entró a clases de violín.
Cuando Melissa terminó el colegio, estudió Diseño Industrial y se gradúó en abril del 2009. Sin embargo, un año antes de graduarse empieza clases de canto y es ahí donde siente en su interior que eso es lo suyo.
La oportunidad para convertirse en cantante llega meses después cuando se incorpora a Domestika, en noviembre del 2009.
Es parte de una agrupación explosiva que se distingue por tocar electrónica, pop y rock. Misma que el lunes pasado sacó a la venta su primer disco compacto “Killer Pop”.
Melissa no olvida la primera vez que puso un pie en el escenario. ¡Fue increíble!, dijo con emoción.
“La adrenalina corre por tu cuerpo y se siente una deliciosa sensación”.
Desde entonces cada vez que Melissa toma el micrófono siente nervios, no lo niega, pero lo enfrenta con ejercicios vocales y rezando un Padre Nuestro, siempre.
Su paso por las aulas universitarias no quedaron en el olvido, pues combina su trabajo en el escenario trabajando como diseñadora de productos independientes, por ejemplo muebles.
Y en 30 años, está hija de Sagitario se mira al aire libre cantando y componiendo en su mente como de niña.
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