Puntarenas. - La noticia de que a finales de año debe estar reconstruido el hoy desvencijado balneario municipal pone a soñar a miles de puntarenenses, quienes añoran las tardes de tertulia, los chapuzones y hasta el compartir en familia un rico “Churchill”, un vigorón o un pescado frito.
Tras 11 años en el más completo abandono, el pasar del tiempo y el vandalismo no lo perdonaron.
Solo queda una abandonada estructura de cemento de dos pisos sin puertas, ventanas, barandas, duchas o servicios sanitarios. A unos metros yacen cuatro paredes y un mostrador donde se podían comprar refrescos, golosinas o antojos.
De lo que fue una flamante piscina olímpica de ocho carriles se observa hoy un cuadro de cemento despintado por el sol y la lluvia, así como tres bloques de cemento que años atrás fueron trampolines. La otrora piscina de niños está llena de hojas.
Basta con caminar unos minutos por el terreno de 12.722 metros cuadrados –situado en el barrio El Carmen – para darse cuenta de que solo cinco árboles de mango, de pipa y jocotes han sobrevivido al paso de los años en una zona frecuentada por miles de turistas que cada día llegan hasta la terminal del ferry.
Las obras serán llevadas a cabo por la empresa constructora Navarro Avilés, que tiene un plazo de nueve meses (antes de diciembre) para entregarla.
Esta debe tener un sistema de recolección y tratamiento de aguas negras.
A quien nos topamos a nuestra llegada fue al vigilante Ramón Calero Cordero, de 60 años, quien lleva un mes de cuidar el inmueble en horario de 6 a.m. a 2 p.m. Junto a dos perros, evita el ingreso de curiosos y adictos.
De lento hablar y manos curtidas, Calero, quien labora en realidad como misceláneo en la Municipalidad de Puntarenas, aseguró que a toda costa trata que nadie haga daños o quemas.
Recordó que años atrás existía una malla que rodeaba el balneario, pero fue quitada cuando se pensó en algunas remodelaciones anteriores.
“Acá paso con mi perro ‘Sarna’ y otro que no le tengo nombre. Son buenos cuidadores. Antes era normal que al balneario viniera gente de San José, Limón, Cartago y Quepos. Además, muchas personas con discapacidad usaban las instalaciones”, comentó sentado en su banco de madera.
Este porteño lamenta la forma en que manejaron el lugar en el pasado, pues consideró que hubo una “mala administración”.
El inmueble fue construido durante la administración de Daniel Oduber Quirós (1974-1978), pero la placa que lo decía fue sustraída.
“Yo venía acá soltera”
Mientras un equipo de Al Día recorría los rincones del antiguo balneario, Vera Cecilia Caravaca Sánchez, de 48 años, llegó a preguntar al guarda Calero si sabía mayores detalles sobre el inicio de las obras. La razón: estaba interesada en buscar trabajo o la posibilidad de instalar una pequeña soda o venta de refrescos cerca.
“Hace 15 años era algo precioso. Recuerdo que venía soltera. Ahora me gustaría buscar trabajo, aunque fuera de medio tiempo. Los fines de semana era siempre un llenazo. Era precioso y siempre veníamos a bañarnos con nuestras amistades. Creo que la cercanía con el ferry podría ayudar a que más personas vengan”, comentó Caravaca.
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