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Domingo 17 de abril de 2011, San José, Costa Rica

Juan Pablo II escala nuevo peldaño

Llegó la hora de ir al altar

Hugo Solano
hsolano@aldia.co.cr

De hoy en quince días, el domingo siguiente a la fiesta de la Pascua, la Iglesia Católica eleva a los altares a su siervo Juan Pablo II, cuyo pontificado duró 26 años y cinco meses.

La ceremonia, que reunirá a millones de peregrinos en Roma, Italia, es el paso previo a la declaratoria de santidad o canonización. Sin embargo, a partir del 1.° de mayo –al ser beatificado por el Papa Benedicto XVI –, “se declara definitivamente que el siervo de Dios está en el cielo y se le puede rendir culto público como santo”, explicó el obispo de Cartago, José Francisco Ulloa.

Mirada de fuego

El presbítero Sergio Valverde, uno de los organizadores de la vigilia festiva que se realizará en el Estadio Nacional desde el sábado previo a la beatificación (30 de abril), recordó que tenía 15 años cuando pudo ver la “mirada de fuego” de Juan Pablo II en el Paseo Colón, en San José.

Fue el 2 de marzo de 1983. “Él iba en el ‘Papamóvil’ y cuando me miró, no pude contener el llanto. Nos enseñó el amor a la Iglesia y a luchar por la santidad”, dijo.

Se sentía magnetismo

Esa era la primera vez que un Papa visitaba Centroamérica. Tenía 63 años cuando arribó y su chofer, sus guardaespaldas, sacerdotes y otros presentes lloraban, gritaban y se hincaban a su paso. “Se sentía un gran magnetismo. Yo corrí junto al ‘Papamóvil’ desde el Hospital de Niños hasta La Sabana y no me cansé” recordó Rafael Bustamante, uno de sus guardaespaldas.

“Pude contemplar muy cerca su rostro. Inspiraba un algo espiritual muy difícil de describir. Tal fue la emoción que, cuando me di cuenta, las lágrimas corrían por mis mejillas”, expresó el obispo Ulloa, que en ese tiempo era rector del Seminario.

En su visita al país, el Papa Juan Pablo II estuvo también en el Hospital de Niños. “Está sufriendo”, manifestó conmovido al ver a una niña llorando en Oncología.

El antiguo Estadio Nacional fue el marco de su encuentro con la juventud. Miles agitaban pañuelos blancos y se subían a la malla a su paso. Luego el Papa cantó con ellos al escuchar que le entonaban, en polaco, una de sus canciones preferidas. Al final les dio su mensaje centrado en construir la civilización del amor.

Volvió al área

En Guatemala

El 30 de julio del 2002, casi tres años antes de su muerte, canonizó en Guatemala al Hermano Pedro de Betancourt. Fue su último viaje al istmo.

De muchos credos

Un campo pagado en La Nación, publicado el día que llegó al país, le daba la bienvenida de parte de la Iglesia Bíblica, Bautista, Pentecostal , Episcopal y Metodista

“Desde el cielo inyectará más esperanza”

Minientrevista a José Francisco Ulloa, Obispo de Cartago

¿Cómo recuerda la visita?

Fue todo un acontecimiento. Creo que no hubo costarricense que se quedara indiferente ante esa visita.

¿Qué le impresionó más?

El modo en que saludaba a todos, sin distinción; desde los obispos hasta los cocineros

¿Cómo era con la juventud?

No cabe duda de que el Papa se sentía muy a gusto con los jóvenes y así lo demostró ante los 30 mil reunidos en el Estadio Nacional. Hubo una gran sintonía con ellos, que cantaban, lloraban y le escuchaban en silencio absoluto.

¿Qué diría usted hoy a los muchachos?

Que el eco del mensaje del Papa hace 28 años ha de ser oído con atención. Urge decir: sí a la fe y al compromiso y no a los antivalores que los llevan al despeñadero y al fracaso.

¿Dónde está el Papamóvil?

En las bodegas del Museo Nacional. Hemos solicitado su préstamo para exhibirlo.

¿Vendría otro Papa aquí?

Existe la posibilidad remota de que Benedicto XVI visite Centroamérica en el 2013.