Las altas multas, el retiro de la licencia y la pena de cárcel para los conductores que circulen bajo efectos del alcohol parecen mantener indiferentes a los ticos.
Así lo afirmó el director a.i. de Tránsito, Marcelo Morera, quien impulsa la tesis de que debería existir una política de cero tolerancia al licor.
En la actualidad, quien sea sorprendido con niveles de alcohol que oscilen entre 0,50 y 0,74 gramos por litro de sangre, debe pagar una multa de ¢216.200 y pierde la licencia.
En caso de que se le detecte una mayor concentración, se expone a una pena de uno a tres años de cárcel.
En lo que va del año, febrero fue el mes en que se reportó mayor cantidad de conductores con alto grado de ebriedad: 196.
Según Morera, durante los tres meses posteriores a la aprobación de esta reforma a la Ley de Tránsito, se observó una disminución de conductores en estado de ebriedad; luego, todo regresó a la normalidad.
En los primeros seis meses de este año, los oficiales de Tránsito efectuaron 50 multas más por manejar con más de 0,75 gramos de alcohol que en el mismo período del 2010 (ver cuadro “Mayor incidencia”).
Para el jerarca, el aumento podría deberse a la realización de mayor cantidad de operativos.
En lo que va del año, se han registrado 196 accidentes de tránsito en los que medió el licor. En 21 ocasiones, el hecho culminó con víctimas en cementerios.
Ni un solo trago
Morera considera que se debería reformar la ley vigente para evitar que las personas se sienten frente al volante luego de ingerir licor, pues el cuerpo pierde parte de la capacidad de reacción.
El oficial insiste en que los conductores deberían ser sancionados con “mano dura”, ya que solo aquellos que causan accidentes fatales terminan tras las rejas.
Además, cree en la necesidad de que el Ministerio de Educación incorpore programas de seguridad vial para generar un cambio cultural en los ticos.
El conductor César Monge concuerda con la necesidad de cero tolerancia al alcohol.
“Manejar con tragos fue la peor cosa que hice en mi vida, a la vez suicida y asesino. Hoy tengo una hija; no me imagino el dolor de un padre al perder un hijo atropellado”, aseguró en un artículo publicado el lunes en La Nación.
Ropa, bolsos y flores seducen a las mamás
Mejora diagnóstico de pacientes con cáncer
“La Negrita” se cambió de casa
Piloto accidentado carecía de permisos
La ebriedad varía en cada persona
Denuncian ante OIJ robo de perros
