Durante años, una familia agricultora sufrió el maltrato y las agresiones de quienes debían protegerlo. Peor aún, su trabajo y esfuerzo quedaron en el olvido.
Aunque las agresiones las vivió el Monumento al Agricultor, pieza de bronce del escultor Paco Zúñiga, lo que evoca la invaluable obra también fue ultrajado.
Los bustos, monumentos y estatuas son víctimas del vandalismo y, en muchos otros casos, del abandono de las autoridades y la indiferencia de la población.
Robo de piezas, rayones, grafitis, polvo, suciedad y basura son algunas marcas que acompañan a expresidentes y personajes importantes que marcaron con su labor la historia de este país.
“Si un monumento como el del agricultor se le abandona y deteriora, se está diciendo que se abandona al campesinado”, comentó el reconocido escultor, pintor y fundidor Crisanto Badilla.
Obras de Paco Zúñiga se han subastado en millones de dólares y están en museos de Japón, Europa y Estados Unidos. En Costa Rica, por el contrario, el monumento, espera una restauración.
Maltratados
El busto de Tomás Guardia, expresidente (1870-1882), pasa desapercibido frente a la Estación al Atlántico. Luce olvidado y deteriorado, con rayones y sucio.
Entre muchos otros bustos, estatuas y monumentos de San José, este es el que presenta más daño, comprobó Al Día esta semana durante un recorrido. Aunque algunos se notan sin cuido, otras están en buen estado.
La estatua de León Cortés, en La Sabana, tiene rayones, pero luce bien. El también expresidente Braulio Carrillo, en el parque La Merced, no contó con esa suerte, pues las palomas han hecho de su cabeza el sitio ideal para sus necesidades fisiológicas.
En el Parque Nacional, el Monumento Nacional está en buenas condiciones, aunque le han robado piezas, como las lanzas.
El busto de Daniel Oduber está en buenas condiciones, aunque sucio. En el parque Morazán, quien está dañado por rayones es el exmandatario Julio Acosta.
Alex Cortés, encargado de parques de la Municipalidad de San José, dijo que hay unas 40 obras y que cada año se asignan cerca de ¢9 millones para el mantenimiento y restauración de unas cinco.
“El deterioro de los monumentos se da por las inclemencias del tiempo. Lo que sí se da es el robo de placas; es una lucha”, afirmó.
Fabián González, jefe de diseños y proyectos de la Municipalidad de Alajuela, dijo que el monumento a Juan Santamaría ha tenido daños menores por vandalismo y que el busto de Otilio Ulate requiere mejoras por deterioro.
La oficina de prensa de la Municipalidad de Cartago informó que allá no sufren por vandalismo y que constantemente se les brinda mantenimiento.
Este último, así como el cuido, corresponde a los municipios.
Incultura
La mayoría de los monumentos son bronce, lo que significa un atractivo económico para los “amigos de lo ajeno”.
“Los colocan porque organizaciones o comités consiguen el visto bueno de las municipalidades, pero luego nadie se preocupa por el mantenimiento”, señaló Carlos Manuel Zamora, historiador del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural.
Zamora agregó que hay estatuas o bustos que no se deberían colocar por ser “pésimos trabajos que constituyen una afrenta al homenajeado”.