New Jersey, EE.UU.Él juego había terminado, Costa Rica estaba fuera y los periodistas esperábamos bajo las gradas la habilitación del acceso a la sala de conferencias.
Entonces, un carrito se abrió paso en el amplio túnel. En él iban Salvatierra y Saborío. El delantero lloraba, por más que intentó esconder las lágrimas con los ojos cerrados, sin abrirlos un instante, tapándolos con el pulgar y el índice de su mano derecha.
Probablemente iba hacia el control doping. Probablemente su tristeza era tal que hasta en el examen de orina saldría. La derrota, a simple vista, pasa por él. Por el penal que falló cuando Honduras iba en caída. Por el que falló después en la tanda de desempate, desazón compartida con Celso.
“Bigotón” no pega una en la “Sele”
Supuesto soborno en la Copa de Oro
River jugará serie por el descenso
Federer irá en busca del séptimo
“Siempre pienso que voy a ganar”
Howard es fan de “Buscando a Nemo”
Mou tentado por los petrodólares de Qatar