Se siente privilegiado al poder contar lo que le pasó la noche del 25 de octubre del año anterior en la carretera a Caldera.
Regresaba de Puntarenas a eso de las siete y treinta de la noche, llovía, su carro derrapó, perdió el control y chocó contra un árbol.
Desde ese día, debió soportar un duro calvario que llegó acompañado de una fractura en una de sus vértebras que lo obligó a usar cuello ortopédico y dejar el fútbol por siete meses de su vida.
Sin embargo, el defensa morado, Alexander Robinson, toma hoy un nuevo respiro y está de regreso a las canchas con una sola meta: ser titular en el Saprissa.
La Volpe con los números en rojo
¡No nos defrauden, carajillos!
Puro cuento, Campbell sí puede ir
¿Otra vez nos van a volver locos?
“El límite de Luis es la mente”
La Volpe alineó el posible once
Soy seguidor del equipo de San Carlos