Isaac Zúñiga Keith
isaac.zuniga@aldia.co.cr

         

Guápiles. - La Liga pecó y fue blasfemo ayer en su vista a Guápiles, donde hizo como quiso al Santos, le faltó el respeto a un equipo que seguro intentó hacerle honor a su nombre y fue un pan de Dios con los manudos.

Pero ojo, no me la interpreten o piensen que los rojinegros hicieron algo malo, un pésimo juego en el Caribe, cometiendo errores a diestra o siniestra o algo así por el estilo. Al contrario, demostró que vienen retomando uno de los puntos fuertes que tuvo en el torneo anterior cuando fue campeón; su capacidad de puntuar de tres fuera del estadio Morera Soto.

Y es que con la victoria de ayer 1-2 (que se quedó corta), los dirigidos por el técnico Óscar Ramírez acumularon su tercer gane al hilo como visitantes (antes ganaron en San Carlos y contra la UCR en la jornada anterior).

Quizá fue uno de los encuentros más completos que han jugado los erizos en este Verano 2011, sólidos y ordenados en su parte baja, efectivos en la marca, monopolizando el balón en el medio campo y un ataque peligroso, constante, a pesar que en punta solo contaron con la presencia del delantero brasileño Leandrinho.

Al carioca le ha sentado a las mil maravillas la presencia de su mamá Mara en el país, porque parece que alcanzó el nivel que mostró en el Invierno 2010.

Ayer en el Ebal Rodríguez sumó su cuarto gol del torneo, cuando puso a ganar a la Liga al minuto siete, sacó lo mejor de su repertorio, fintas, gambetas, taquitos, y fue un completo dolor de cabeza para los defensores santistas, a los que les pintó literalmente la cara. Que lo digan Kevin Fajardo y Anibal Arrieta, quienes todavía lo andan buscando.

Aunque claro, hay que destacar que con las libertades y espacios que le brindaron, le facilitaron la labor a Leandrinho. Un desastre total fue esa parte baja.

El único lunar o punto negro de Alajuelense en el juego fue el despiste en el gol del empate momentáneo del Santos, donde se quedaron pidiendo fuera de juego de Daniel Colindres, quién definió fácil en el corazón del área.

Si temor a equivocarme, fue la única opción con la que contaron los guapileños (que de siete juegos como locales solo han ganado uno) de marcar.

Por lo demás, los rojinegros dominaron a placer, volvieron a ponerse arriba con el tanto de Allen Guevara antes de irse al descanso, para variar, aprovechando los despistes de los zagueros santistas. Incluso, pudieron sacar un triunfo más holgado.