Le tiene miedo a las arañas, come comida “chatarra”, tiene seis perros, tres gatos, un loro, caballos y un pez. Además, le encanta andar en pantalón corto y con el pelo suelto.
Su abuela la llama Destiny, su nombre de pila, pero el mundo la conoce como Miley Cyrus, la chica que ha hecho revuelo entre los jóvenes y muy pronto entre los ticos que la escucharán en el Estadio Nacional, el próximo 21 de mayo. Ella viene con su gira por Latinoamérica “Gypsy Heart World Tour”.
Su apodo y nombre artístico, Miley, nació cuando era pequeña porque se reía mucho y su padre, Billy Ray Cyrus, empezó a llamarla Smiley que significa sonrisa. Palabra que luego acortaron a Miley.
No solo es cantante también es compositora, bailarina, autora, empresaria, diseñadora de moda, modelo y hasta una especie de princesa dentro de su propio cuento, lo que ella misma ha afirmado en el sitio noticiasdefamosos.com.
“Me siento como si me invitan a una fiesta y me ofrecen vestidos preciosos. Esto es mágico”, dijo a la prensa internacional hace unos dos años cuando su nombre empezaba a escucharse con fuerza a raíz de su personaje en el canal Disney: Hannah Montana.
Sin embargo, cumplidos los 18 años, dejó de ser una princesa para convertirse en la adolescente con mayores ingresos de Estados Unidos.
Su vida también ha tenido tropiezos. Se vio envuelta en un video fumando salvia (droga) en una pipa árabe y que circuló en todo el mundo, sus padres se divorcian y la prensa dice que su madre tiene un romance con el famoso cantante de Poison.
No es perfecta
En una entrevista a la revista “Maire Claire” publicada en marzo pasado, confesó que no es una mujer perfecta y lamentó hacer el video consumiendo droga, en especial porque cree ser un ejemplo a seguir entre la juventud.
“Estoy decepcionada de mi misma y de haberle fallado a mis fanáticos”, reveló a la revista la estrella.
Vive en Nueva Orleans donde los paparazzi están prohibidos. Sin embargo, a sus ya 19 años se enfrenta a las cámaras todos los días y al asedio periodístico que no la deja.
Cyrus es una chica alta, curvilínea, a quien le gusta bromear y cantar por toda la casa. Según la revista “Maire Claire” tiene la confianza al hablar “de una animadora y la risa de una camarera de camioneros”. Es como tantas otras a quienes les gusta levantarse bien temprano, montar a caballo, andar en bicicleta, leer poesía, es zurda y cuando su padre le dice “no” hace una rabieta. Además, tiene un anillo que no lo deja nunca, se preocupa por los perros perdidos, abandonados y ha admitido que casi cualquier cosa la hace reír, menos las cosquillas.
Se ha dicho que entre sus mejores amigas figuran Demi Lovato, Mandy Jiroux y Emily Osment, a quien enseñó a tocar la guitarra. Empezó a cantar a los seis años y su interés por la actuación, nació cuando participó en el programa de televisión “Doc” que protagonizaba su papá. Y en el 2003 hace su debut en la gran pantalla e interpreta a una adolescente llamada Ruthie en la película de Tim Burton: “El gran pez”.
A los 11 años hace su primera audición para “Best friends” de Disney, pero es rechazada por ser considerada muy pequeña para el papel. En el 2006 audiciona para interpretar a “Hannah Montana” y a partir de ahí se estableció como un ídolo adolescente y millonaria, pues el año pasado ganó $48 millones (¢24 mil millones).
Miley ya perdió todo rasgo de niñez para verse hoy como una joven sexy que no tiene miedo a equivocarse. Sabe su camino hacia la fama, tiene dinero y el año pasado la revista “Forbes” la colocó en el puesto 30 entre las celebridades top.
Además, se pone una estrella cuando de ayudar a terceros se trata y para prueba un botón: se asoció con Youth Service America que involucra a la juventud del mundo en proyectos comunitarios.
En medio de la gira mundial que realiza, hace poco tiempo dejó claro que no es ningún robot y que es una persona como tantas que comete errores.
“El mejor mensaje que puedo darles a mis ‘fans’ es que soy una persona real, como ellos, que se puede equivocar. Amo ser lo que soy, tener las oportunidades que tengo. Creo que estoy bendecida”, soltó la artista al diario El Clarín y agregó que se perfecciona y aprende de “sus metidas de pata”.