San José.- El incendio que el martes pasado cobró la vida de un menor de cuatro años, dejó en evidencia las malas costumbres que tienen los ticos, las cuales atentan contra sus propias vidas.
El menor se encontraba solo en su casa cuando comenzó el incendio y, pese a que los vecinos derribaron la puerta para auxiliarlo, no fue posible sacarlo.
Héctor Chaves, director del Cuerpo de Bomberos, indicó que los niños, adultos mayores, personas con discapacidad y quienes consumen sedantes, alcohol o algún tipo de droga, conforman un grupo de población vulnerable a morir en caso de un incendio.
“Toda esa población tiene poca capacidad para evacuar por sus propios medios. La recomendación es que ninguno de ellos debería permanecer solo”, manifestó.
De las 17 muertes ocurridas por incendios en el 2010, nueve eran niños. En lo que va de este año se contabilizan tres fallecidos a causa de las llamas; el primero fue un adulto mayor y el segundo se trató de una adolescente que se devolvió a la casa para salvar a su perro del fuego.
“A veces no está claro que lo importante es que la gente logre salir del edificio”, señaló Chaves.
Además, advirtió que la preocupación de las personas por proteger sus bienes y propiedades del hampa, en muchas ocasiones deriva en una trampa mortal, porque dificulta la evacuación y la entrada de los bomberos.
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