San Carlos.- A las 10:34 a.m. de ayer, Adolfo Mora, juez civil de Mayor Cuantía, declaró a los pobladores de Caño Castilla de Los Chiles, Alajuela, ganadores del remate en el que se jugaban el futuro inmediato de las tierras que ocupan desde hace 28 años.
Los 32 parceleros que fundaron el pueblo de 200 habitantes fueron los únicos que pujaron por la propiedad, de 286 hectáreas, que registralmente aparece inscrita a nombre de Pocosolito S.A.
Esta compañía fue demandada por el empresario Víctor Chavarría, quien reclamó legalmente el pago de ¢25 millones que, según dice, le adeudan desde el 2000.
El pueblo fue puesto a responder por esa deuda y estuvo a punto de ser rematado al mejor postor.
Sin compradores
La diligencia judicial, efectuada en la puerta exterior del juzgado sancarleño y presenciada por cientos de personas, duró únicamente tres minutos, tiempo que el juez Mora y su asistente, Milkian Sánchez, consumieron leyendo la demanda y constatando que no había más oferentes.
Tras preguntar si había algún interesado y no tener más respuesta que un silencio sepulcral, Mora anunció a los parceleros como ganadores de la subasta y dio por terminado el acto judicial.
Llanto y abrazos
Cuando escucharon que no serían desalojados de su pueblo, que seguirían viviendo allí, donde nacieron, muchos campesinos estallaron en llanto y se abrazaron.
Lo mismo hicieron Marlon Arce, abogado de los campesinos y Ciney Hernández, quien depositó el 50 por ciento de la base del remate, fijado en ¢25 millones.
También derramaron lágrimas Rosario Hurtado fundador de la comunidad y con él sus hijos y nietos, que al igual que la mayoría de vecinos ayer se levantaron a las 3 a.m. para, dos horas después, abordar el bus que los trasladaría hasta los Tribunales en Ciudad Quesada, San Carlos.
Para pagar los ¢150 mil que les cobró el bus vendieron animales domésticos, frijoles y hasta unos cuantos kilos de yuca.
Cerca de los baños del edificio judicial, sin importarle la mirada de curiosos, María Reyes oraba en forma ferviente. Entre tanto, varios alumnos de la escuela comentaban entre ellos que “ya nadie nos podrá quitar la escuela”.
El histórico remate atrajo ayer a decenas de norteños que desde las 8 a.m. empezaron a congregarse frente al edificio judicial y aplaudieron al enterarse del final feliz de una especie de novela que amenazaba con dejar sin casa, sin tierra, sin nada, a 32 parceleros humildes y a sus familias. “¡Gracias Dios!”, gritaban eufóricos.
Lo que viene
Falta la mitad
A partir de ayer tienen tres días naturales para depositar los ¢12,5 millones que faltan para completar la totalidad de los ¢25 millones que reclamaba un empresario sancarleño. Existen varios ofrecimientos de préstamos y al menos una donación. Incluso hay diputados que ofrecieron, a título personal, facilitar la suma faltante.
De vuelta a casa.
Los campesinos lloraron de júbilo y tras abrazarse y dar gracias a Dios con sentidos rezos, algunos en voz alta, recordaron que regresarán a sus tierras, en Caño Castilla, cantón de Los Chiles, Alajuela, para seguir labrando la tierra.
