Se levantó a las 6 a.m. No podía controlar su emoción. El día que tanto había esperado llegó.
Acompañada por su silla de ruedas, un nieto y su fe, Carmen Siles, de 88 años, asistió la mañana de ayer a la Misa de Ramos en el templo del distrito San Juan de Tibás, en San José.
“El que esté en silla de ruedas no es ningún impedimento. Me traen”, dijo esta sonriente mujer quien recordaba ayer las procesiones en la que participó durante su niñez en Guanacaste.
“No habían parlantes y las misas en la Semana Mayor eran muy humildes. La gente estaba llena de fe. Ahora muchos jóvenes vienen por diversión y no por fe. Es una lástima que eso se haya perdido”, comentó Siles mientras esperaba que iniciara la misa.
Al igual que ella, miles de personas asistieron ayer a diversos templos católicos del país para recibir, en medio de un gran júbilo, la entrada de Jesús a Jerusalén.
Las palmas benditas recibieron al Hijo de Dios y la fe, fortalecida por hombres y mujeres de todas las edades, floreció la mañana de ayer en cientos de templos.
En Santo Domingo de Heredia la fiesta religiosa reunió a cientos de feligreses católicos.
Noé Marín, de 66 años, fue uno de ellos y lucía muy contento.
“Tengo 66 años y desde que tengo 14 vengo a cuanta cosa se haga durante Semana Santa. Ayuda a la reflexión”, exclamó.
Las actividades se realizaron con gran orden y las autoridades no reportaron incidentes.
