Nacionales
Viernes 10 de agosto de 2012, Costa Rica

Recientes casos ponen “los pelos de punta” a la ciudadanía

Líos vecinales traen luto a barrios

Hugo Solano

hsolano@aldia.co.cr

Esta semana un adulto acabó de un balazo con la vida de un niño de nueve años en Barrio los Ángeles, San José. También una auxiliar de enfermería puso una inyección letal a una mujer que dijo ser su amiga. En ambos casos los homicidas fueron vecinos que llenaron de luto el barrio.

El 11 de julio, en Tuetal Norte de Alajuela, un hojalatero acribilló de tres balazos a un vecino porque no estaba de acuerdo con una construcción.

Poco después, el 15 de julio, en un precario de Tirrases, Curridabat, un conflicto entre vecinos incitó a una mujer a disparar y mató a un joven de 27 años. En represalia, los lugareños incendiaron el carro del esposo.

Los cuatro homicidas guardan prisión actualmente y están a la espera de un juicio.

El psicólogo del OIJ, Raymond Valverde, atribuyó a la intolerancia la reacción violenta entre vecinos. “Falta empatía, sentir al otro y saber interpretar las emociones ajenas”, dijo Valverde.

Según datos del OIJ, en ninguno de estos cuatro casos hubo denuncias previas.

Al menor de nueve años lo mató un colombiano que al parecer minutos antes discutió con su mujer. El hombre tenía antecedentes policiales y ese día, además de matar al menor, amenazó a otros vecinos. Al parecer estaba bajo los efectos de alguna droga.

En el caso de la auxiliar de enfermería que asesinó a Lilliam Arias, no está claro el móvil. Lo que sí esta comprobado es que entró con un carné vencido al Hospital San Juan de Dios, ubicó a su vecina en la cama 117 del cuarto piso y le inyectó un medicamento que llevaba en su cartera.

La premeditación y su condición de enfermera sirvieron para concretar el plan y acabar con su amiga en un caso sin precedentes por la facilidad con que lo hizo.

Por su parte, la mujer que mató a un vecino en Tirrases fue descrita por vecinos como problemática y tenía problemas de alcoholismo.

Raymond Valverde, psicólogo Poder Judicial: “en la cárcel hay gente arrepentida”

¿Qué lleva a reaccionar así?

Tienen que ver muchos factores. La carencia de autodominio unida a una deficiencia moral son parte de ellos.

¿No hay frenos?

La cárcel es un freno. Sin embargo las relaciones entre personas se han cosificado. Se tratan como objetos. En las clases bajas el estrés es mayor. Surge una tendencia a explotar y hay pocos elementos de control.

¿Puede una persona normal actuar de esa forma?

Todos estamos expuestos, depende lo que nos active. Ahí entra en juego la capacidad de control. Disparar surge en una fracción de segundo. El alcohol es un precipitante. Sé que hay gente arrepentida en la cárcel.