Nacionales
Martes 7 de febrero de 2012, Costa Rica

Tico caminó más de 120 kilómetros para escapar de Panamá

“Fue la travesía y la caminada del siglo”

Katherine Chaves R.

redaccion@aldia.co.cr

Unos jeans, una camisa y unas tenis fueron testigos de la odisea de Adriano Núñez, un costarricense que caminó más de 120 kilómetros para escapar de los bloqueos en territorio panameño.

Este promotor de modelos tuvo que caminar desde San Félix (Panamá) en dirección a la frontera tico-panameña luego de que su autobús quedara atrapado en medio de las protestas de los indígenas panameños gnöbes, en la ruta panamericana.

Su deseo era disfrutar de unas vacaciones, pero estas terminaron siendo una pesadilla que puso a prueba su destreza para sobrevivir.

A las 4 a.m. del miércoles, mientras el bus regresaba a Costa Rica, unos compañeros de viaje le comunicaron que había un retén en la carretera.

“Solo llevaba unas bolitas de queso, una botella de agua y tres confites. Cuando supe que había una manifestación, me dije: no se coma todo de un solo porque algo puede pasar”, dijo.

Pasaron las horas; el bloqueo no cesaba y las 54 personas que estaban atrapadas en el bus lo convirtieron “un un horno”.

Cayó la noche. Todo estaba oscuro. El silencio era interrumpido por las voces de los indígenas.

Al llegar los primeros rayos del sol, el jueves, Núñez topó con suerte.

Un hombre que se hacía llamar Francisco le dijo que si atravesaban el río, podían huir del bloqueo.

Largo camino

Al llegar al río, arrolló su pantalón y acompañado de su amigo Antonio, el promotor se metió poco a poco hasta que el agua le llegó a la cintura.

El estómago ya pedía comida, pero él “no quería escucharlo”.

Luego de 15 minutos, logró salir a la carretera. “Creí que había llegado a Costa Rica”, explicó.

Pero estaba equivocado. Su travesía apenas comenzaba. Cuando salió a la calle, escuchó: “Agárrenlos; no los dejen escapar”. Las voces provenían de indígenas enfurecidos.

Corrió con todas sus fuerzas. “Le dije a mis compañeros que corrieran porque nos iban a agarrar. Nos montamos en una buseta. El chofer nos advirtió que los indígenas tenían bombas”.

Así avanzó entre largas caminatas y uno que otro aventón. A lo largo de la ruta, se topó con otros 20 bloqueos. Unos panameños lo socorrieron. “Ellos nos dejaron en el bus que nos llevaría a la frontera. Ahí el hermano de Antonio nos recogió y nos trajo hasta San José”, concluyó.