Sucesos
Domingo 18 de marzo de 2012, Costa Rica

Lo recuerdan por su nobleza y honestidad

Orlando Jiménez fue un hombre comedido, noble y respetuoso.

Durante las entrevistas, los agentes del OIJ no encontraron visos que delataran una personalidad agresiva. Por eso la masacre de la embajada de Chile es, siete años más tarde, un enigma.

Dagoberto Aguilar, otrora policía de la embajada, lo recordó como un “excelente compañero, muy honesto en sus cosas y muy centrado”.

El día de la balacera, el también policía Joaquín Mata departió algunos minutos con Jiménez sin sospechar que se avecinaba una tragedia. Conversaron de fútbol.

“A él le gustaba el puesto. A don Orlando lo vi siempre con un carácter tranquilo y con una sonrisa en su cara”, le contó a los agentes del OIJ.

Andrea Jiménez, hija del oficial, sostuvo que su padre tenía gran aprecio por el primer secretario Roberto Nieto.

“En ningún momento nuestro padre nos comentó que había comenzado a tener problemas con la gente de la embajada. Él no comentaba cosas malas del trabajo”, declaró.

Eliécer León, el comandante que tuvo a su cargo a Jiménez, utilizó adjetivos para describir a su subalterno de forma positiva: trabajador, respetuoso, cumplidor, tranquilo, responsable...

“Nunca llegaba tarde. Nunca en los dos años (al frente de la delegación policial de Montes de Oca) vi a don Orlando enojado”, recordó durante la entrevista con agentes judiciales.