Nacionales
Domingo 18 de noviembre de 2012, Costa Rica

Las ventas de los billetes crecen con la llegada del aguinaldo

Miles cifran esperanzas en el Gordo millonario

Irela Fornaguera, colaboradora

redaccion@aldia.co.cr

Los anhelos de los costarricenses de convertirse en millonarios, de la noche a la mañana, dieron al ‘gordo’ el papel de un visitante imprescindible en las navidades.

Muchos compran ese billete de lotería a los mismos vendedores, todos los años. Hay quienes ahorran desde enero para llevarse uno, dos, quizás cinco pedacitos y, así, ganarse una solución veloz a las trabas económicas. Ojalá.

Los más fieles agüizoteros recurren a todo tipo de trucos o artimañas para echarse el gordo al bolsillo. Eligen números según la fecha del sorteo o el día de algún cumpleaños; los escogen según sueños, edad, cantidad de hijos.

No falta quien recurra al antiguo método del “gallo tapado”: el ‘chancero’ vende un número que en mente del comprador quedará incógnito, hasta el instante en que canten el premio mayor.

En todo caso, este año, el acaudalado gordo cumple 52 años de aparecer; de traer ansias, emoción, tensiones y nerviosismo a cada diciembre costarricense.

De larga trayectoria

La Junta de Protección Social (JPS) es la que, desde el inicio, se encargó de crear y custodiar la lotería ordinaria y extraordinaria.

Dentro de sus paredes nació el gordo navideño, en 1960, un año después de que se aprobara –el 23 de octubre de 1959– la ley que obliga a pagar aguinaldos a los empleados del sector privado.

Desde entonces, muchísimos invierten parte de sus ingresos en un ‘lujo’ azaroso que, poco a poco, se convirtió en tradición.

Pero ese privilegio también es caridad, pues el dinero que recauda la Junta con cada juego llega a manos de los sectores más vulnerables del país: jóvenes en riesgo, ancianos abandonados, adultos mayores, enfermos terminales.

¡Cuidado!

Detrás de cada sorteo hay un universo de credibilidad en el juego y, por esa razón, la Junta emplea un protocolo estricto, casi inviolable para no perder clientes.

El proceso, desde que se extraen las bolitas de la caja fuerte hasta que se devuelven, lo vigila un juez de la Corte, el representante de la gerencia, la auditora interna, un funcionario de producción y ventas, y el que anota manualmente los resultados –para guardar un respaldo extra–.

Pero no solo los de la JPS deben vigilar cada detalle; los ganadores deberían cuidar de sus billeteras, espaldas y sus cabezas una vez que reciben el premio.

En 1990, por ejemplo, cuando aún existían atrevimientos para revelar identidades, se dio a conocer que dos hermanos llevaron a sus casas el premio mayor.

Ellos publicaron en qué lo invertirían; el nombre de casi cada uno de sus familiares salió a relucir –con plena confianza– y la felicidad, en apariencia, brotó.

Pero no todos salen bien librados luego de tomar en sus manos un fajo de millones, uno que podría resultar contraproducente.

Así fue para un joven de 34 años que, cuando lo pegó en el 2010, pegó su calvario: se ganó un infarto por estrés, amenazas e infinitos reclamos de pedigüeños.

También ‘la cantan’ mujeres

Así como ser mecánico es un trabajo que, por tradición, realizan solo hombres, así también sucede con la labor de un “cantador” de lotería.

El oficio estuvo en manos de hombres desde el primer sorteo en el país. Sin embargo, hace 14 años, en la Junta de Protección Social (JPS) estrenó el puesto una mujer.

Y es que no se trata de un trabajo cualquiera; quienes cantan la lotería, en especial la navideña, son reconocidos, aclamados e incluso sentenciados en medio de calles, avenidas y paradas de bus.

“¡Usted sí que es salada, no me trae nada!”, le reclaman los agüizoteros a Milady Jiménez, cuando la ven caminar.

Pero claro que quienes alguna vez ‘pegaron’ un pedacito, le agradecen a viva voz.

La presentadora admitió que es un reto de ser la primera mujer que tiene el puesto.

“Al inicio me puse un poco nerviosa, pero con el tiempo ya logro enfocarme en mi función con confianza”, explicó.

Para ella lo primordial es la seguridad con la que se canta el sorteo, pues eso es lo que los clientes más valoran.

José Pérez, presentador de lotería desde hace diez años, coincidió en que en el sorteo está la credibilidad y que, si se pierde la transparencia, se vendrá abajo todo el proceso.

“Para cantar el gordo siempre escogen a los que tienen más experiencia, porque aunque la mecánica es la misma, la resonancia y cobertura causan más nerviosismo”, dijo.

Las ventas están “peor que nunca”

El 2012 no ha traído suerte a los vendedores del gordo en las calles y rincones costarricenses. Muchos de ellos aseguran que este es el peor año en ventas, desde que tienen memoria.

“Este año ha sido el más débil para vender, en todo el tiempo que tengo de dedicarme a la venta de lotería, ¡y eso que ya cumplí 15 años en esto!”, reclamó José Salas, vendedor en el centro de la capital josefina.

“Uno no sabe qué dirá el comprador; si es el precio, si es que no hay plata, si es que tiene otras cosas que hacer. Este es un asunto del cliente, que no llega, porque nosotros siempre hacemos lo mismo”, lamentó Salas.

Los vendedores aseguraron que los clientes todavía buscan números bajos y que, cuando se acaban, son capaces de gritar y ofender.

¿A qué se debe la escasez de compra? Ninguno tiene una respuesta convincente, aunque muchos presienten que el problema lo solventará, de una vez por todas, la llegada del aguinaldo.

Es que, a fin de cuentas, la lotería navideña inició cuando se aprobó la ley que obliga al pago de ese beneficio al sector privado, en 1959.

El aguinaldo entrará a las cuentas de empleados públicos el 3 de diciembre, según el Ministerio de Hacienda. La fecha límite para pagar el beneficio al sector privado, es el 20 de diciembre.

Ya pasaron 23 días desde que el gordo salió a la venta, y hasta ahora se ha vendido el 34,79 por ciento, es decir, unos 173.945 billetes.

Esos datos los facilitó el viernes la Junta de Protección Social.

Es curioso...

Primer favorecido

En el primer sorteo del gordo, en 1960, quedó ganador el número 30 con la serie 504. Desde entonces, el 30 ha salido dos veces más.

Costumbre antigua

Ya pasaron 127 años desde que la Junta de Caridad realizó el primer sorteo de Lotería Nacional, en 1885. Sin embargo, el origen de la costumbre de jugar– de los costarricenses– se remonta al año 1812, aunque esos sorteos se hacían en Cuba.

El agüizote navideño

El número 25, es de los más cotizados por ser el día de Navidad, ha ganado dos veces: en 1992 y en el 2011.

La “minilotería”

Tan grande ha sido la locura por el gordo, que desde el 2006, cada julio se juega una versión más “pequeña” del sorteo, lo que la JPS llama el gordito de medio año.