Internacionales
Lunes 1 de octubre de 2012, Costa Rica

Chandra Bahadur Dangui y Jyoti Amgue, las personas más bajitas del mundo

Pequeños pero felices

Katmandú, Nepal/EFE.- La mujer y el hombre más pequeños del mundo se encontraron este fin de semana en Katmandú, donde visitaron museos, templos, y recorrieron las calles y los principales lugares de interés turístico.

Se trata de la segunda vez que se ven las caras el nepalí Chandra Bahadur Dangui y la india Jyoti Amgue, cuya nueva cita ha sido grabada en un reportaje que se proyectará en el Festival del Nuevo Cine Latinamericano del próximo diciembre en Cuba.

Aunque ambos celebraron volver a verse tras el encuentro que mantuvieron a mediados de año en Italia –para participar en un programa de televisión –, Dangui y Amgue lamentaron no haberse comunicado bien por el idioma.

Jyoti, de 19 años y 62,8 centímetros de altura, se desplazó a Katmandú con sus padres, que explicaron que su hija dejó de crecer a los 36 meses de edad. “Los médicos nos dijeron que en su cuerpo no había suficientes hormonas de crecimiento, sin que supieran exactamente el motivo”, declaró su madre Ranjana, que no dejó pasar la ocasión para proclamar lo orgullosos que están de su hija.

Jyoti asegura que su estatura no le ha causado ningún problema, porque le ha permitido “alcanzar la fama”, y confiesa que su sueño es convertirse algún día en una estrella de Bollywood.

Hace historia

El caso de Dangui es diferente, ya que con 72 años y 54,6 centímetros de altura, la corporación Guinness le acaba declarar no solo el hombre más pequeño vivo en el globo; también el más pequeño que haya existido.

“Estoy muy contento con el título. Ahora me dispongo a recorrer el mundo”, afirmó Dangui, que reside en un remoto poblado al sudoeste de Katmandú. Si Jyoti no ha tenido grandes problemas de su salud, Dangui tampoco.

Él atribuye su buen estado a su dieta: no toma té y café, pero sí leche de vaca y chapati, un pan de trigo. Además, Dangui es feliz vigilando el ganado en su poblado, en el distrito de Dang.

Eso sí, lo único que realmente lamenta, es que por su enanismo, “no he encontrado nunca una mujer con la que casarme”.