Domingo 21 de noviembre de 2010, San José, Costa Rica
Nacionales | Así opinamos / Editorial
Tras la emergencia
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    Destrucción.
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El jueves 4 de noviembre amanecimos con la noticia de un deslizamiento que arrasó la comunidad de calle Lajas, en el cerro Pico Blanco de San Antonio, Escazú, y acabó con la vida de 24 personas.

Luego, el país se percató de que los destructores efectos indirectos de la tormenta “Thomas” se extendían más allá del Valle Central, al Pacífico y al sur del territorio con cuantiosos daños en hogares, comercios e infraestructura pública.

Una gran cadena de solidaridad con los más afectados por esta calamidad, dice muy bien de las mejoras reservas humanas y morales de nuestra sociedad. Sin embargo, seis días después de ocurrida la emergencia, la presidenta Laura Chinchilla se llevó la amarga sorpresa de que representantes legales de instituciones públicas ignoraban los instrumentos que provee la Ley de Emergencia para mitigar los daños.

La Mandataria lanzó, entonces, la orden de agilizar los trámites para atender la devastación provocada por “Thomas”. Creemos que las 300 mil personas que se vieron afectadas por la emergencia no se merecen que la administración pública no apure el paso para la tan ansiada reconstrucción, máxime cuando se anuncian más lluvias en noviembre, pues el verano aún no llega.

Los 221 tramos de la red vial con hundimientos o derrumbes, 59 puentes dañados o colapsados y 40 pasos de alcantarillas con problemas en Parrita, Quepos, Manuel Antonio, el Valle Central y los Santos ponen a prueba la capacidad gerencial de los funcionarios del sector público.

Esperamos que esta sea una oportunidad para agilizar obras con garantía de calidad y no ver luego que los puentes y carreteras recién estrenados se desploman por errores de diseño o malos materiales de construcción.

El segundo vicepresidente Luis Liberman reconoció a este diario que “Thomas” dejó “pérdidas incontables” que podrían ascender a cientos de millones de dólares. El Gobierno dice disponer de ¢44.500 millones, inversión que, según Liberman, “sencillamente será para volver a donde estábamos, no para desarrollo”. El esfuerzo de reconstrucción debe empezar ahora.

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