Fueron varios los colerones que algunos aficionados se llevaron al ver como la entrada por la que pagaron ¢35 ó ¢55 mil, afuera del autódromo la vendían a ¢5, ¢10 mil o peor aún, llegó de cortesías.
Ante esto Gustavo Cornejo, gerente de Marca de Imperial respondió que esas reventas fueron casos aislados.
“Lo atribuyo a un tema de suerte. Esos que consiguieron las entradas por esa vía de reventa eran el 1 por ciento por los pocos revendedores. También supe de una chica que le vendieron un boleto en preferencial por esa vía y no existía tal zona”, indicó.
Consultado de cuántas cortesías salieron a la calle y cuántas entradas se vendieron tanto sábado como domingo, afirmó que esos números los obtendrían hasta en los próximos días.
“Mucha gente especulaba que a lo mejor no se vendería lo esperado, inicialmente no fue tan alta como esperábamos, pero luego mejoró”, contó el encargado.
Cornejo sí aseguró que se dieron cortesías a casas disqueras, bares y una mayoría a las empresas Kölbi y BCR.
Una fuente allegada a la organización y que prefirió que no se revelara su nombre, dijo que se otorgaron a manera de cortesías cerca de 100 boletos por día a esas dos empresas y que en mucho ayudó al llenazo en el autódromo. Cornejo agregó que ver a la gente disfrutando del festival es lo que rescata de este evento.
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