Pido la palabra
A la Selección le hace falta una mujer Antonio Alfaro
Olvidé su nombre, pero me urge encontrarla, hacerle una campaña y lanzarla como candidata al cargo de "motivadora". No sé si es ama de casa o profesora, pero, esté donde esté, se equivocó de trabajo. El suyo es al lado de Guimaraes, aunque él haya decidido no tener en el banco más motivador que sí mismo.
¡Cómo es posible que la Selección trabaje sin motivador!, dijo algún periodista. Ella -mi candidata al puesto- saltó de inmediato, indignada, lo suficientemente para escribir a las cartas de La Nación.
¡Motivador! ¿Y quién motiva a las amas de casa que se friegan todo el día en las labores domésticas, a los obreros, quién lo motiva a usted, estimado lector, a todos aquéllos que no tienen el talento, la destreza y la suerte con la pelota, obligados a ganarse el pan sudándose la chaqueta? ¡Los motiva -decía ella- la necesidad de salir adelante!
Curiosa coincidencia: llena de jóvenes pocas veces, o hasta ahora tomados en cuenta, a la Selección la vi jugar mal, regular por tramos y bien en muy contados minutos de la Copa de Oro, pero nunca con la excusa del cansancio o la falta de motivación. A lo mejor sobrevive en algunos esas ganas de abrirse paso. No lo sé.
Por si las dudas, la propongo a ella para la eliminatoria. Si no logra motivarlos, de seguro se pone los tacos y va con todo.
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