Aislamiento agobia a víctimas de inundaciones en Quepos

193 personas fuera de sus casas, 8 puentes destruidos y 37 poblaciones afectadas

Quepos.- El minutero sigue su marcha y decenas de niños, adultos y ancianos permanecen aislados, muchos de ellos sin casa, en las montañas de esta localidad, azotada por múltiples deslizamientos e inundaciones durante el fin de semana.

Hoy cumplen cuatro días de estar sin agua potable, electricidad ni teléfono, y los alimentos escasean cada vez más. La única forma de llegar a ellos sigue siendo por vía aérea, cuando las condiciones del tiempo y el dinero destinado por el Gobierno lo permitan. Por tierra, solo es posible atravesando calles despedazadas y cruzando caudalosos ríos.

Las comunidades de Cerro Nara, Santo Domingo, Coopesilencio, San Cristóbal, Savegre, La Marítima, Portalón y Matapalo quedaron aisladas por los derrumbes, colapso de alcantarillado, y la destrucción de ocho puentes, dos diques y acueductos.

Hay otras comunidades en la montaña, a donde la Cruz Roja todavía no ha llegado por los probemas en los caminos, y se desconoce la situación de los pobladores.

Abren paso

Ayer, la maquinaria pesada rehabilitó el paso, por tercera vez en 24 horas, entre Quepos y Savegre. Debido a la tragedia, las escuelas de las zonas afectadas cerraron sus puertas y las instalaciones están sirviendo como refugio de algunas familias.

Decenas de personas perdieron sus casas y han tenido que refugiarse en viviendas ubicadas en la loma, a donde no llega tanta agua. Miembros de los cuerpos de socorro trasladan por helicóptero solo a personas con serios problemas de salud o desvalidas, y tratan de abastecer a la población con algunas raciones de alimento, que no son suficientes.

"Estoy aterrorizada no sé qué va a pasar aquí. Tengo miedo porque no sé que le voy a dar a mi hijo de un mes de nacido, sin agua y sin comida", dijo Teresita Carmona, vecina de El Silencio.

Según datos de la Comisión Nacional de Emergencia (CNE), en Aguirre se mantiene a 146 personas afectadas distribuidas en 5 albergues, y otras 47 se refugiaron en casas de vecinos. Solo en este cantón puntarenense, se registra un total de 37 poblados afectados.

El presidente Abel Pacheco visitó la zona ayer por la mañana, acompañado por el ministro de Transportes, Randall Quirós, y el presidente de la CNE, Luis Diego Morales.

"Damos declaratoria de emergencia y disponemos de unos cuantos reales para atender esto. Somos un Gobierno desfinanciado, pero estamos haciendo lo que se pueda. Vine para decirles que no los vamos a abandonar", dijo.

Para Julio Madrigal, de la CNE, en Quepos hay 16 kilómetros cuadrados vulnerables con múltiples deslizamientos.

Dramático encuentro

Quepos.- El aeropuerto La Managua de Quepos no solo sirve, en estos días de tragedia, para movilizar personas que presentan problemas médicos, pues también es el escenario de acogedores encuentros entre familiares que no se ven desde el viernes, cuando las comunidades quedaron aisladas al pie de la montaña.

Don Pedro López y su esposa Cirila Cortés pudieron reencontrarse ayer con sus hijos María Elena, de 32 años, y Pedro Daniel, de 16 años. Ella sufre parásilis desde los cinco meses de edad y no camina, tras haber sido afectada por una meningitis, y él tiene problemas físicos y mentales, y ha sido sometido a 14 operaciones. Los dos fueron rescatados en helicóptero desde Coopesilencio hasta Quepos, donde se reunieron con sus padres.

"Mis hijos nos necesitan en todo momento. El viernes, nos vinimos a una cita con el doctor y ellos se quedaron en la casa con mis otras dos hijas. Debido a sus problemas, tienen muchas necesidades y allá, aislados, no podían satisfacerlas. Gracias a Dios, los tenemos con nosotros", dijo don Pedro, emocionado tras el reencuentro.

Don Pedro ha trabajado en la siembra de teca y palma africana, y está incapacitado desde hace un año por problemas en su espalda. "A pesar de las enfermedades de mis hijos, nunca han tenido pensión y necesitamos mucha ayuda", añadió el agricultor.

"Nos borraron del mapa"

Lo último que observaron, el sábado por la mañana, fue cuando el agua del río Savegre llegaba hasta las gradas de la iglesia.

En ese momento, unas 15 familias abandonaban, a toda prisa, el pueblo de sus amores.

Todos habían pasado la noche en la iglesia, luego de que una inmensa cabeza de agua que no pudo pasar debajo del puente, pues se hallaba atascado con palos, barro y maleza, se lanzó por el cuadrante y lo hizo desaparecer.

"Nací en San Cristóbal. Ahí llevaba 24 años con mi compañero Miguel Chinchilla y mis tres hijos, y, sin embargo, de la noche a la mañana nos borraron del mapa... El pueblo ya no existe, todas las casas se las llevó el río", dijo Mireya Ramírez, al mismo tiempo que estallaba en un llanto estremecedor.

Además de las casas, desaparecieron algunos vehículos, como le ocurrió a Vicente Morales, a quien la correntada le arretató su Toyota Hilux.

Y también varias motocicletas fueron arrastradas por el agua, y hasta una pequeña cajita de metal, donde se guardaba el dinero de la asociación solidarista de trabajadores de San Cristóbal, que se quedaron sin la posibilidad de sacar sus ahorros.

"Estábamos a la espera de lo que podía ocurrir, cuando una inmensa avalancha se llevó mi casa y la de mi hijo, y todas las demás que se encontró al frente", comentó doña Mireya.

Otra de las damificadas fue doña Xenia Montes, que ayer, a las 4 p.m., en un improvisado albergue, no sabía hacia dónde ir, como tampoco los otros damnificados que "fueron borrados del mapa" en una noche de un torrencial aguacero ocurrido en San Cristóbal de Aguirre.

Catástrofe en El Silencio

En 1996, los efectos del huracán César sobre El Silencio fueron tan devastadores, especialmente en las plantaciones de palma, que hasta hace cuatro meses los cooperativistas comenzaron a tener la mejor cosecha de toda su historia.

El futuro se les ofrecía promisorio y, por eso, suscribieron, la semana pasada, una readecuación de deudas con el INFOCOOP y luego, por primera vez, se les iba a pagar el salario a los cooperativistas, dijo el gerente Oswaldo Murillo.

El viernes, en solo 14 horas de torrenciales aguaceros, Rita se llevó las ilusiones de los 400 cooperativistas y sus 75 familias.

"Ahora se repitió el mismo fenómeno, pero éste ha resultado peor, una catástrofe, pues destruyó nuestra infraestructura vial", comentó Juan Carlos Bejarano.

Los cooperativistas esperaban en octubre una cosecha de 700 toneladas de aceite, con un ingreso de unos ¢21 millones.

"¿Cómo vamos a sacar esta producción, si los tractores no pueden entrar a las fincas y, además, perdimos el puente sobre el río Guabas?", se preguntó, consternado, Murillo.

Alerta por dengue y diarrea

Nicoya. - En los albergues de Filadelfia, Guanacaste, están en alerta pues ya se presentaron los primeros casos de dengue y diarrea en la región.

Ayer se informó que en un albergue, para 198 personas, en Filadelfia se reportaron dos niños con diarrea y una mujer con dengue. A las 3 p.m. el Dr. Asdrúbal Sánchez auscultaba a los recién nacidos, para valorar su condición de salud.

Por eso, Auxiliadora Martínez, madre de tres niños hacía fila junto a otras mujeres.

"Casi no duermo cuidándolos de los zancudos. De la casa solo sacamos algo de ropa, porque el río se nos venía encima y no se pudo sacar el toldo", narró Martínez.

Otras 200 personas se vieron obligadas a abandonar sus comunidades del Bambú, la Bomba, Isleta y Corralillo de Filadelfia ante el desbordamiento del río Palmas, informó Óscar Gutiérrez, jefe de la Cruz Roja.

También las autoridades mantienen un monitoreo constante sobre el nivel del agua del río Tempisque, en el sector del dique. Las comunidades de Corralillo, La Guinea, Ortega y Bolsón están incomunicadas.

La Cruz Roja valoraba la posibilidad de utilizar lanchas para verificar el estado de la población y llevar ayuda.

Otras comunidades guanacastecas afectadas son Ostional en la costa sur de Santa Cruz, donde más de 700 personas se encuentran aisladas por el desbordamiento de los ríos Montaña y Rosario.