Monja nicaragüense sigue desaparecida en Río Sarapiquí

Incierto paradero de religiosa

Tenía previsto regresar a su congregación el día de ayer

Tres Rosales de Sarapiquí - Incertidumbre y zozobra son los sentimientos que embargan a los familiares de la religiosa nicaragüense Gladys Lucía Lacayo Mendiola, de 32 años, quien el sábado pasado cayó desde un andarivel cuando intentaba cruzar el Río Sarapiquí.

El accidente ocurrió alrededor de las 6:30 a.m. cuando Lacayo pretendía cruzar al otro lado del río Sarapiquí para hablar con su hermana Flor María, con el fin de convencerla de que viajara antes de diciembre a Nicaragua para que visitara a su madre, quien actualmente tiene serios padecimientos del corazón.

Su objetivo se vio truncado cuando el andarivel (estructura de acero con rieles) en que viajaba se detuvo en medio del río y tras sufrir un desmayo cayó al agua.

Ella había llegado al país desde hacía 20 días y tenía previsto regresar a Managua ayer, para integrarse a la orden del Sagrado Corazón de Jesús, donde tiene 17 años de ser miembro activa.

Esa era la tercera vez que Lacayo se subía al andarivel. En las otras dos ocasiones lo había hecho acompañada de otras dos personas. Lo único que llegó al otro lado del río fue una bolsa plástica que llevaba y unas sandalias.

Familiares aseguraron que esperan que el cuerpo aparezca en las próximas horas, para poder trasladarlo hasta Nicaragua para sepultarla allá.

Para el día de hoy se tiene prevista la llegada al poblado de Tres Rosales de uno de sus cuatro hermanos y de un sobrino, afirmó con dolor su sobrino Gerardo Cortés Espinoza.

"Me dijo que estudie"

Convencido de que ahora más que nunca tiene que cumplir la promesa que le hizo a su tía Gladys Lucía de algún día ser un gran médico, Jeancarlo Cortés aseguró que el cuerpo de su "querida tía" pronto aparecera para tranquilidad de todos en su familia.

"Siempre me decía que debía de seguir adelante para ser alguien en la vida. Ahora recuerdo los juegos y ratos que juntos compartíamos en familia con mis hermanas".

"Desde que ella se perdió he venido todos los días a ver si el río me la devuelve. Lo último que jugamos fue "stop" y practicamos unos rezos nuevos", afirmó este estudiante de sexto grado de la Escuela Estero Grande de Sarapiquí.

Agregó que espera que con el altar instalado con sus hermanas Diosito les ayude, ya que no se imagina el dolor de no saber que ocurrió con ella.