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Lunes 24 de julio, 2006, San José, Costa Rica. |
Landis ganó el Tour Rey de la humildad Le gana a los rivales, al ego y a su lesión en la cadera, que lo obligará a operarse
París/ AP y EFE. - El ciclista Floyd Landis ganó ayer el Tour de Francia, manteniendo el título en manos de un estadounidense tras la era de Lance Armstrong. Landis sólo tuvo que completar el trámite del paseo por los Campos Elíseos de París luego que el día previo recuperó la camiseta amarilla de líder al sacar una ventaja irremontable en la contrarreloj. "Nunca paré de dar pelea, siempre creí en mí", declaró el corredor de 30 años tras recibir el maillot amarillo en el podio, acompañado por su hija Ryan. También agregó "ha sido muy emocionante escuchar el himno americano en mi honor. Estoy orgulloso de la forma en que han corrido mis compañeros y también de mi trabajo. He soñado muchas veces con ganar esta carrera". Landis le pone así un broche de oro a una trayectoria muy particular no exenta de barreras, tanto en su entorno familiar como en el ciclismo, que estuvo a punto de abandonar en 1999 por falta de buenos resultados. Paradójicamente el ciclista pasará del podio al quirófano, ya que en los próximos meses deberá operarse de una cadera, donde se le colocará una prótesis. Será otra barrera en la vida de Landis, otro obstáculo que tratará de superar para volver a saborear el dulce sabor de la mejor carrera del mundo. Landis vivió hasta los 20 años en una granja familiar y con sus padres, sus cuatro hermanas y donde fueron educados en la religión menonita. "No teníamos televisión, ni radio, ni ordenador, todas esas cosas que hoy tienen todos los niños. Es una vida simple y sana. La idea es la de ser feliz ocupándose los unos de los otros", explica el nuevo rey del Tour de Francia. A los 20 años Landis tomó una gran decisión. "Decidí vivir una vida diferente. Mi familia siempre fue muy buena conmigo. Mi salida no fue fácil, porque se rompía un lazo de dependencia muy fuerte con ellos". Su experiencia dentro del mundo menonita ha sido aprovechado por Landis para ganar el Tour de Francia. Cuando más hundido y deprimido estaba tras la etapa de La Toussuire, cuando fue "humillado" por su rivales, que le obligaron a perder ocho minutos y casi el Tour, el americano se transformó en un torbellino de ira que tenía que saldar cuentas pendientes, consigo mismo y con el deporte que adora. De carácter opuesto a su compatriota Lance Armstrong -"el era una estrella", dice del texano-, Landis apuesta por la vía de la modestia, sin olvidar su pasado, ni a sus amigos del colegio público al que asistió en Lancaster, pues asegura que han sido una base muy sólida en su vida.
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