Buscar
Ver otras ediciones
Portada Nacionales Sucesos Ovación Farándula Vivir Hoy Internacionales VIP Foro Galería Escríbanos Pura Vida
 
 Sucesos Domingo 01 de octubre, 2006, San José, Costa Rica.
 

Informe oficial sobre tragedia de hace un año en Herradura

Paracaidistas murieron atrapados en turbulencia

Avioneta voló directo a tormenta que la movió de arriba a abajo a gran velocidad

Rodolfo MARTIN

El piloto y cuatro paracaidistas fallecidos, el 31 de mayo del año pasado, durante un accidente aéreo en Herradura, Garabito, intentaron salvar sus vidas, pero cuando quisieron hacerlo ya era muy tarde.

Así lo confirman las pesquisas del OIJ de Garabito y el informe final de la sección de Investigación de Accidentes de la Dirección General de Aviación Civil.

Como profesional, Meléndez era un piloto con mucha experiencia y como persona, simpático”.

Ignacio Artiñano, expiloto.

La aeronave, una Cessna Aircraft, quedó atrapada “por una turbulencia severa que trajo consigo una situación de caos, porque no sólo la llevó a experimentar desplazamientos violentos, sino hasta alcanzar momentos de ingravidez”, según Aviación Civil. En medio de aquella feroz tormenta cayó al mar. Eran las 4:44 p.m. de aquel día.

En el percance murieron el piloto, capitán Jorge Arturo Meléndez Mora, de 57 años, el estudiante de paracaidismo, Jean Moisés Román Sequeira, y los paracaidistas James Michael Simplicio, de nacionalidad estadounidense, el mexicano Emmanuel Sánchez y William Milton Burton, instructor canadiense.

Se salvó William H. Flattery, también estadounidense.

Estaban advertidos

El día de la tragedia, el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) advirtió, en un comunicado, la formación de tormentas y clima desfavorable para las operaciones aéreas, según el informe oficial. “Un avión, volando en una nube de tormenta, se somete a aceleraciones verticales extremadamente fuertes, exponiéndolo a fuerzas o tensiones peligrosas y, los vuelos, entonces, se tornan difíciles o casi imposibles”, precisaron técnicos de Aviación Civil.

La nave quedó atrapada en medio de un una nube tipo “Cúmulo Nimbus”, la formación que cualquier piloto debe esquivar.

Es probable que en este caso no la detectaran porque venía del océano hacia la tierra, sostiene Aviación Civil.

El piloto, al parecer, no se percató de ello por haber estado operando con nubes en los vuelos anteriores de ese día, según las consideraciones de los expertos.

Eventualmente, creyó que podría tratarse de otro banco de nubes “de menor peligrosidad y que las cruzaría rápidamente”, añaden las averiguaciones.

La aeronave afrontó la emergencia, dos minutos después de haber despegado del campo de aterrizaje La Yolanda, en Playa Hermosa. Ese sería el cuarto de cinco vuelos de aquella tarde. La rutina era despegar, ascender hasta los 10.000 pies para que los paracaidistas saltaran, según Aviación Civil.

Inesperado

Meléndez y el estudiante de paracaidismo Román Sequeira eran los únicos que estaban sentados y con el cinturón de seguridad puesto, de acuerdo con el OIJ de Jacó.

Los otros estaban sentados en el piso, por lo que se golpearon contra el techo, las paredes y el piso de la aeronave.

Fue el instructor quien planteó la necesidad de devolverse, pero “ya no había nada que hacer”, revelaría luego Flattery.

Cuando la nave volaba a 1.000 pies desapareció del radar del aeropuerto Santamaría.

Piloto anticipó su muerte

Foto Flotante: 1375304
Las fotografías de su esposo piloteando avionetas son uno de los recuerdos que conserva María Corrales.
.
“Cuando vi la noticia del accidente en la televisión solo pude aferrarme a Dios y prepararme para todo lo que venía. Fui a la iglesia a rezar para que aparecieran con vida, ahí empezó la agonía.
.
Ha sido muy duro, él era el sostén de la familia y teníamos 34 años de casados. Llamaba a diario cuando volaba”.
Abelardo Fonseca

Apenas cuatro días antes de la tragedia, el piloto Jorge Meléndez le dijo a su esposa, María Melania Corrales, que iba a morir en un accidente aéreo.

Mientras almorzaban en un centro comercial capitalino, Meléndez recibió una llamada en la que le informaron sobre la muerte de uno de sus amigos pilotos que se estrelló en Puriscal.

“Luego de escuchar la noticia, colgó el teléfono asombrado y me dijo: el que sigue soy yo”, expresó Corrales.

Ella le pidió insistentemente que no pensara en esas cosas, pero él replicó de inmediato. “Te lo digo para que estés preparada, cuando hay un accidente se vienen dos o tres seguidos.

Los peores temores de Corrales se hicieron realidad cuando se enteró por los medios de comunicación de que su esposo había sufrido un accidente. Casi al instante recordó las palabras que su marido pronunció.

Era el último viaje

A las 2:15 p.m. del 31 de mayo del 2005, el capitán Meléndez llamó por teléfono a su esposa y le dijo que haría los últimos vuelos del día. Ella estaba en su casa en el barrio Francisco Peralta.

“Dependiendo de la hora en que termine, me quedo o me voy

para la casa”, fueron sus últimas palabras.

Corrales se quedó tranquila toda la tarde, pero a eso de las 6:30 p.m. su hija mayor le preguntó por el papá. Ella pensó que Meléndez estaba de camino.

Muy preocupada, llamó al hotel donde se hospedaba su esposo pero nadie le daba información.

“Al final, la dueña del hotel fue la que me dijo que la aeronave estaba desaparecida”, recordó.

Prendió el televisor y en cuestión de segundos se topó con la trágica noticia de que un avión se había estrellado en Herradura.

“Lo único que hice fue agarrarme de Dios para esperar lo que venía. Ahí comenzó la verdadera agonía, por que nunca pensé que eso llegara a pasarle a mi esposo”, añadió.

Corrales describió a Meléndez como un hombre atento, entregado y muy dedicado a su trabajo como piloto.

Se salvó aferrado a un tronco

Al surgir el caos, Emmanuel Sánchez, un mexicano de 35 años, fue el primero en pedir que abrieran la puerta para saltar, declaró ante el OIJ de Jacó William H. Flattery, el único sobreviviente.

Al principio, por la misma tempestad, hubo serios problemas para lograrlo, pero finalmente lo consiguieron.

El testigo fue el primero en hacerlo, luego Sánchez, le siguió James Simplicio y por último el instructor William Burton.

El sobreviviente, al principio, se encontró dentro de una nube muy densa, que le impedía ver la aeronave, así como el suelo.

Al salir de esa condición pudo observar cómo sus compañeros iban cayendo y, al parecer, de manera normal.

Una vez en el agua, los observó cuando cayeron al mar. Él trató de acercarse nadando hasta donde estaba Sánchez, pero la corriente se lo impidió.

Casi simultáneamente escuchó un ruido, volvió a ver y lo que pudo observar fue la cola de la avioneta cuando se estaba hundiendo en el fondo del mar, refirió en su declaración ante las autoridades.

Flattery, de 36 años y oriundo de Miami, al percatarse que no podía llegar hasta donde sus amigos, optó por salvar su vida, para lo cual se mantuvo varias horas flotando agarrado a un tronco.

Al flotar pudo observar a lo lejos un lugar con muchas luces; creyó que era Jacó.

Luego pasó una lancha pesquera cuyos tripulantes lo vieron. Ellos dieron una vuelta y cinco minutos más tarde lo rescataban del mar.

Era el único sobreviviente de esa tragedia aérea causada por el mal tiempo. Los demás perecieron, pese a sus intentos de salvarse.

Foto: 1375129
La tormenta impidió el funcionamiento del equipo de tres paracaidistas . Los cuerpos aparecieron días después.
Archivo

Foto: 1375063
Reiner Gamboa y Luis Diego Gutiérrez, de la sección de Investigación de Accidentes de Aviación Civil.
Rafael PACHECO

Portada Nacionales Sucesos Ovación Farándula Vivir Hoy Internacionales VIP
Foro Galería Contáctenos Pura Vida
© 2006. Periódico Al Día. El contenido de aldia.co.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr . Diseño del sitio: Juan Pablo Carranza