Pido la Palabra

A Johan

Para esta Navidad tengo un ahijado nuevo. Se llama Johan y solo cuenta con siete años.

Probablemente, nunca lo conoceré ni sabré de dónde es, pero no hace falta.

Me basta con imaginar su carita inocente, oír su risa sin malicia y adivinar su alegría.

De él me hice amiga gracias al programa “Padrinazgo navideño”, del Patronato Nacional de la Infancia; una hermosa iniciativa para ayudar a los pequeños.

Él tampoco sospechará que esta viejilla cascarrabias es su madrina; mejor para él.

Espero que Costa Rica pueda responderle con educación, salud, oportunidades y bienestar.

Me encanta avizorarlo, para el futuro, como una persona de bien, orgulloso de lo que es y que ame su existencia. Este país puede y debe hacer por él muchas cosas.

Johan nunca conocerá que su madrina ora a Dios para que lo proteja de tantas malsanas tentaciones que ofrece la vida, de múltiples trampas y laberintos que se presentan cuando vamos por el camino.

Pequeño, a tu corta edad ya el destino te trata duro y padeces penurias y sinsabores, mas no dejes que ellos venzan. Hazte un ser responsable, honrado y trabajador, un costarricense íntegro y solidario.

Mi niño: que Dios te bendiga, y aunque no te conoceré, siempre tendrás un apartado en mi corazón de viejilla cascarrabias.