Saprissa con un pie en la final

Sigue siendo el papá

La zaga liguista se vio muy mal en el gol de Alpízar. Y a partir de ahí se vino a pique

Los manudos esta Navidad no le van a pedir que les toque el gordo navideño al Niño Dios.

No, más bien van a rogarle con todas sus fuerzas por un triunfo frente al Saprissa, luego que anoche sumaron su partido número 15 sin ganarle a su archirrival, al perder 0-1.

Les puedo apostar que los manudos van a preferir quitarse esa losa morada, que pegar el “gordo” navideño o el Ticobingo.

Más de un erizo dejaría de lado comerse tu “tamalito” con tal de que esa racha no continúe el próximo domingo, en el juego de vuelta de las semifinales del Torneo de Invierno, pues anoche la “S” dio un paso enorme en su afán de llegar a la final.

Una vez más la Liga llegó como favorito, tres victorias al hilo, la reconciliación con sus seguidores y una nueva actitud parecían ser los ingredientes para celebrar un triunfo ante los tibaseños.

¡Pero ojo!, faltó un detalle, volvieron a fallar en la definición cuando más lo necesitan, como había pasado recurrentemente a través del certamen.

Ni Víctor “Mambo” Núñez o el resucitado Winston Parks, lograron ser precisos en sus remates cuando los rojinegros tuvieron las opciones en la primera parte, para abrir la cuenta, las cuales se fueron diluyendo ante la angustia y desesperación de su afición.

Más de un erizo le apostó a la victoria alajuelense, sacó pecho y pensó que por fin se iba a acabar la mala racha, pero con el mismo sabor amargo en la garganta tuvieron que retirarse los manudos.

Cuando más opciones tenían los manudos y llegaban a las barbas del debutante en “clásicos”, Fausto González, un cobro de esquina de Alonso Solís fue a dar a las piernas de Alejandro Alpízar, quien de media vuelta marcó al minuto 39. Segunda anotación de Alejandro en forma consecutiva ante los erizos. La zaga local falló a lo grande en la marca.

Entonces empezamos a ver la misma Liga de todo el campeonato, imprecisa, sin profundidad y por supuesto con un enorme déficit en el ataque.

Ni los gritos desesperados por el comunicador del técnico Luis Diego Arnáez, desde la gradería a su asistente Pablo Izaguirre, despertaron a los rojinegros.