Pido la Palabra
Portalito oscuro… Ana Coralia Fernández
PERIODISTA
paradigma@racsa.co.cr
Lugar: Una juguetería, en Heredia.
Clima: Viento fresco más tirando a frío y llovizna que a noche de verano.
Hora: Entre siete y ocho de la noche.
Ambiente: Personas llenas de bolsas y transeúntes apurados.
Mis ojos toman una fotografía instantánea: al pie de la ventana de la juguetería, hay un montón de cajas de juguetes recién desempacados. La luz intermitente de las bombillas, me deja ver que debajo de las cajas se asoman unas tenis rotas de niño…
Las zapatillas tienen dueño. Unos tobillos costrosos y sin medias están pegados a ellas. Pertenecen a un muchacho de unos doce años que se protege del frío.
¿Qué oscuros caminos lo llevaron a ese sitio? ¿Dónde está su familia? ¿Dónde su futuro?
El café caliente, el pancillo dulce y el billetillo que le dejé, no resolverán nada.
Irónicamente, en otra ventana, me topo con un portal de imágenes grandes y felices. Pastores y ovejas festejan a un Niño que vino hace miles de años. Él no escogió palacios, ni lujo. Nació en un portalito oscuro con telarañas.
¿Adónde nacería si lo hiciera en carne y hueso este año? ¿Estaría acaso debajo de unas cajas?
El mejor regalo para todos los seres humanos, es la dignidad y ese lo podemos dar todo el tiempo. Es un deber ineludible e inclaudicable.
Un viejo villancico reza: “Todos le llevan al Niño…, yo no tengo que llevarle; le llevaré el corazón, que le sirva de pañales”.
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