Pido la palabra

Abuela en el 2008

La frase de la chiquilla cortó la espera del bus esa noche.

Le salió espontáneamente y, aunque podría tomarse como una niñería, la dijo con una convicción que reaccioné como si hubiera visto un fantasma: el pelo de punta y la piel erizada.

La pequeña tendría nueve años y, a todo pulmón, como locutor deportivo, expresó: “Ya quiero estar embarazada”.

La madre, su tía y hermana se rieron, pero a mí no me causó gracia.

Me quedé como cuando alguien ve la pareja con otra persona: con esa sensación de impotencia e incredulidad que castigan el alma.

¿Cómo esa güila pudo expresar semejante deseo? Y, lo peor, fue la reacción de sus familiares, que solo atinaron a mirar el empaque (la niñería), pero jamás el contenido tan dramático e insólito.

Esa menor, de seguro, pasa viendo novelas, pues, para ella, estar embarazada significa, supongo, el lado rosa de la vida, como en esos programas y, por ello, desea aligerar el proceso natural que debería llegarle después de los 21 años.

Su mamá no debería ver el incidente como una gracia, sino hablar con la chica y explicarle las implicaciones y las responsabilidades que significa traer una nueva vida a este ya tan poblado planeta.

Y, sobre todo, no permitir que mire programas para adultos. Si no lo hace, quizá, se convierta en abuela en el 2008.