A Heredia y Liga lo golpeó con bola muerta

Saprissa tiene receta mortal

Final ya casi tiene dueño: el “Monstruo” fue muy superior a un flojo “Team”

Javier Delgado lo sabía. Usted lo sabía. Yo lo sabía. ¡¿Y qué?! Saprissa sabe golpear igual, una y dos veces.

Herediano no dejó a ningún saprissista tan solo como lo hizo la Liga con Alpízar en aquel tiro de esquina, pero igual no pudo evitar que el equilibrio se rompiera por la misma vía.

Lo hizo justo cuando el juego parecía acomodado en el equilibrio, como casi todo el primer tiempo, una vez pasados los 15 minutos de ímpetu, esos en los que el de casa sale como toro en redondel.

El partido parecía darle la razón a Jeaustin Campos cuando en los días previos advirtió: “las finales son más de entrega, de actitud”. Con pocas opciones, los tiros de esquina y los tiros libres empezaron a cotizarse mejor que el dolar.

Uno de ellos, silenció a todo el Rosabal Cordero, en cobro de Solís, desvío de cabeza de Cordero y balón contra el horizontal. Fue un aviso.

Herediano también lo había intentado por la misma vía, poniéndole dificultades a un Fausto González de satisfactoria labor, aunque no muy fuerte en el juego aéreo.

Javier Delgado sin duda lo había notado y le llenó el área pequeña de hombres en cada cobro. ¡Qué ironía! Fue esa la medicina con que Saprissa abrió el marcador, el autogol de Serrato tratando de evitar el cabezazo de Celso en medio de “una piña” de gente.

Celso, quien probablemente quería el gol, se desquitó poco después con un cabezazo -otra vez en centro de Solís- en una jugada iniciada con un tiro de esquina.

El segundo tiempo ni se los cuento. Usted lo sabe. Saprissa tenía el negocio hecho y se encargó de asegurarlo, plantado con todo, mientras Herediano buscaba por aquí y por allá, sufriendo cada contraataque morado.