Chiquilla guapa

María Alejandra es toda una promesa para el campo de las misses ticas. Ella es la hija mayor de Vladimir Quesada

María Alejandra Quesada no es como cualquier muchacha de su edad. A ella le gusta la ópera y no el reggaetón, prefiere estudiar que salir y le gana títulos de belleza a venezolanas de 21 años.

Esta joven vecina de San Rafael de Heredia ganó el certamen de Miss Wonderland, que se efectuó en Guayaquil, Ecuador. La joven estuvo allá del 22 al 28 de mayo acompañado de sus padres, la Miss Teen 1991, Gabriela Ramírez y el exjugador saprissista Vladimir Quesada.

Sus 1,73 metros de estatura la hacen ver mayor –solo por un momento– porque su sonrisa y sus ojos llenos de alegría de inmediato nos remiten a sus 14 años.

“Hace tan solo cuatro meses decidí empezar a llevar cursos de modelaje y de reina de belleza, en la academia Beatriz Models. Los resultados tan buenos que obtuve hicieron que ellos me enviaran a Ecuador a representar el país”, explicó María Alejandra.

A pesar de su inexperiencia, la niña no tuvo temor, pues es muy madura, muy segura y sin falsas poses.

Una vez en Ecuador ella se dio cuenta que era la menor de todas las concursantes. La favorita era la venezolana, quien tenía 21 años. “La Miss Venezuela ya había participado en otros concursos y era la mayor. Ella es una muchacha muy bonita, pero me parece que muy fabricada”, recuerda.

Quesada recordó todos los consejos que le dio Beatriz Alvarado, quien fue Miss Costa Rica.

“En los concursos de belleza uno siempre tiene que sonreír, mostrar naturalidad y ser simpática, sin poses falsas. También se debe de adaptar al medio”.

Pues estos “tips” le sirvieron mucho, porque ella se trajo la corona y Miss Venezuela, se tuvo que conformar con el segundo lugar, no muy feliz.

María Alejandra se ganó $1.000 (¢520 mil), una cadena y unos aretes de joyería fina y productos de los patrocinadores.

“Este dinero no lo pienso gastar, más bien quiero ver en qué lo puedo invertir, para duplicarlo”, confiesa.

Esta forma de pensar de la reina sorprende, porque no parece propio de los 14 años.

“Yo prefiero estudiar que salir de rumba. Siempre he estado en el cuadro de honor, por eso es que mis compañeros de clase se extrañaron cuando les dije que iba a participar a un concurso de belleza a Ecuador.”

Otra de las cosas que son dispares a los gustos de los demás compañeros de su edad es que no le gusta el reggaetón.

“Prefiero comprarme un disco de ópera o de música clásica que de Daddy Yankee por ejemplo, el primero cuesta ¢2 mil y el de reggaetón es el triple de caro”.

La herediana comenta que no tiene novio, pues le gustan los hombres más maduros y que por el momento no quiere, ya habrá tiempo para eso más tarde.

Entre sus planes está estudiar ciencias políticas o relaciones internacionales. Su mejor amiga es su madre, quien le da consejos.

“Las dos admiramos mucho el estilo de modelaje que se hace en Europa. Yo quiero que ella haga ese tipo, además la aconsejo, pues en este ambiente muchas de las jóvenes pierden el rumbo, porque les hacen proposiciones de todo tipo”, comenta su mamá, Gabriela Ramírez, de quien heredó parte de su belleza, pues más bien parecen hermanas.

Por ahora, María Alejandra quiere meterse a Miss Teen y por supuesto ya tiene el objetivo puesto en Miss Costa Rica.

“Tampoco es que quiero entrar a cuento concurso aparezca, porque lo más importante para mí es el estudio. El modelaje y los reinados son pasajeros, lo demás queda por más tiempo”, aclara.

La reinita disfruta de las mieles de triunfo y se perfila como una joven con mucho futuro.

“Estoy orgulloso” Vladimir Quesada asegura que no tiene problema si su hija se hace novia de un jugador de fútbol. Archivo El exjugador del Deportivo Saprissa Vladimir Quesada vive encantado con su hija mayor, María Alejandra. “No me sorprendió nada que María Alejandra nos pidiera hace cuatro meses que quería meterse a una academia de modelaje. Ella desde niña ha sido muy coqueta, claro, motivada por su mamá”. Quesada, quien también es entrenador de fútbol, asegura que es un papá comprensivo.“No soy celoso, mi hija es una mucha muy atractiva y en algún momento ella tiene que atraerle a los muchachos. Sí espero que las personas que se le acerquen lo hagan con muy buenas intenciones”, añade. Asegura que el le heredó la pasión por el estudio y la disciplina.