Pido la palabra
Alineados Ana Coralia Fernández
PERIODISTA
paradigma@racsa.co.cr
Los ticos padecemos una seria enfermedad: no tener un celular en la mano nos hace sentir desnudos ante nuestros paisanos.
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Celular: también sirve como proyección del ego y delata status social de la gente.
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Así lo demostraron las interminables filas de la semana anterior para obtener al menos una de las nuevas líneas de telefonía celular.
Vimos y oímos los cientos de quejas de los usuarios. Ellos vivieron una larga espera y se sintieron timados por los diferentes argumentos que entre los comercios y los comunicados del ICE les hicieron llegar: teléfonos sin línea, líneas sin teléfonos, en fin, una mezcla de pretextos para que todos esos consumidores se quedaran sin nada.
Al final había personas con celular y sin línea; muchos tuvieron línea y la perdieron; los más pacientes se resignaron a comprar una tarjeta chip para comunicarse con sus seres queridos por un público.
Esta nueva enfermedad que azota al país, anuncia la necesidad de más y mejores servicios de toda índole comenzando por el de la buena comunicación.
Porque los ticos nos encanta consumir lo que sea.
Si un día se pusieran de moda los alacranes, haríamos fila para conseguir uno o dos, tres o cuatro… porque no importa que los necesitemos o no, la cosa es no ser menos que ninguno.
Lo que más preocupa es la falta de respuestas: ¿quién regula que haya suficientes líneas para que no se genere semejante caos? ¿Por qué nos lanzamos como desesperados a comprar lo que sea sin indagar la garantía de un respaldo?
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