Viceministro Gerardo Láscarez califica el hecho de “gravísimo”

Masacre en Tejarcillos fue lío entre bandas narco de Limón

Las víctimas recibieron al menos 11 balazos, según un adelanto de la autopsia

Un ajuste de cuentas entre bandas, al parecer por narcotráfico, sería la causa de la masacre ocurrida antenoche en Tejarcillos de Alajuelita, en la que tres jóvenes fueron acribillados a balazos, reveló ayer Gerardo Láscarez, viceministro de Seguridad Pública, según informes recibidos durante las últimas horas.

Las víctimas fueron identificadas como Carlos Heriberto Araya Solano, Yéimer Fauricio Aburto Ocampo y Luis Fernando Barrett Alterno; el primero de 24 años y los otros de 19.

Araya tenían tres orificios de bala en la cara, uno de ellos en la frente; Aburto, en el tórax, detrás de la oreja, el brazo y la mejilla izquierda; y Barret, cuatro en el lado derecho de la cara, de acuerdo con la autopsia, trascendió en medios policiales.

Las víctimas llegaron anteayer a la casa de doña Élida Mora, en urbanización La Reserva, ubicada en Tejarcillos, al mediodía, pues salieron de Limón en el bus de las 7:30 a.m., según datos en poder del OIJ.

Los jóvenes estaban en esa vivienda porque Aburto era amigo de un hijo de la dueña. Al parecer, estas visitas fueron frecuentes durante las últimas semanas.

Sobre los homicidas que entraron a la casa y abrieron fuego contra los tres muchachos, la policía carecía ayer de mayor información, pues ocultaron sus rostros con pasamontañas y llevaban guantes, se informó.

Las autoridades limonenses, disponían de información sobre los fallecidos.

Aburto, conocido como “Agua Mala”, fue detenido el mes pasado luego de una investigación por el robo de un carro. Como ofendido figura Alberto Mora Bustos.

Araya, por su parte, había sido investigado por tenencia de drogas en el 2002, según el OIJ.

Al Día quiso conoce ayer en Limón la versión de los familiares de los fallecidos, pero estos prefirieron no referirse a los hechos.

Ajuste de cuentas

“El ajuste de cuentas, al parecer, obedece a problemas de narcotráfico”, indicó ayer el viceministro Láscarez.

El jefe de la Sección de Homicidios del OIJ, Manuel Cabezas, admitió que –eventualmente– el móvil pudo ser una venganza, pero aclaró que es prematuro plantear esa hipótesis.

Láscarez calificó lo ocurrido como un hecho gravísismo, exagerado y que pone en evidencia cómo se ha desbordado la criminalidad en este país. “Lo ocurrido en Tejarcillos es la máxima expresión de la violencia entre pandillas”, dijo.

Dos grupos, agregó, se pelean en Limón, y los integrantes de uno de ellos deciden huir y esconderse en San José. “Los otros, sin reserva alguna, los siguen y se meten en la casa de un tercero que nada tiene que ver con el problema, y los masacran a sangre fría”, expresó el Viceministro.

Esto solo es posible, añadió, dentro de las maras y ahí lo peligroso del asunto.

Cabezas, ante eso, abogó por fortalecer los cuerpos de investigación, implantar un programa de protección de testigos y revisar la Ley de portación de armas. Además, instó a revisar la lucha antidrogas y a hacer una labor preventiva en las escuelas.