Rincón arbitral

El árbitro tiene familia

Al árbitro siempre se le ha visto como un mal necesario, es aquella figura que se necesita pero no se quiere y en muchos casos se detesta, pasa inadvertido para todos cuando saca una buena labor. Así se dice, “si pasa desapercibido es que hizo un buen trabajo”, en eso nunca estaré de acuerdo, al árbitro se le debe reconocer cuando hace las cosas bien.

Pero en muchas partes los silbateros tienen la culpa de que se les trate como una especie detestable: serruchadas de piso, mala intención entre compañeros, falta de capacidad para prepararse adecuademente en algunos casos, en fin, es lamentable y esto no es de ahora, probablemente desde que inició la labor arbitral.

¿Pero qué hacer para que eso cambie? Son trabajadores del fútbol que no tienen ni seguro, tal vez de vez en cuando sacan una póliza de vida para ellos, menos vacaciones, ni aguinaldo, en fin están totalmente mendingando la profesión. Aparte de ello se juega con el ser humano cuando se le denigra a diestra y siniestra hasta por los mismos dirigentes y compañeros, y de ello puedo dar fe ya que cuando a un silbatero lo castigan, lo expulsan o lo injurian probablemente se afecta más a la familia que al mismo referi. Por ello, en este caso de Edgar Durán estoy seguro que se le ha causado más daño a su nucleo familiar que a él.

Hay formas de hacer las cosas, aunque como persona pública esté expuesta a muchas situaciones difíciles. Es injusto que los que no deben nada tengan que pagar: esposa, hijos, madre... Hay que tener más cuidado con lo que rodea al árbitro, pero luego de que se le denigra públicamente ahora resulta que están en veremos si le dan la carta de despido o no. ¡Qué injusto! Hay pensar antes de actuar.