AFP.- Un Boeing 767 de la compañía australiana Qantas, con destino a Filipinas, tuvo que volver a Sidney ayer poco después de su despegue, tras detectarse una pérdida en el sistema hidráulico de una de sus alas, que es el tercer incidente en un avión de la aerolínea en una semana.

El vuelo con destino a Manila, que llevaba 200 pasajeros, aterrizó "sin incidentes después de que el capitan notó una fuga en el sistema hidráulico", declaró una portavoz de la compañía que, sin embargo, se negó a hablar de un aterrizaje de emergencia.

Según un responsable de la Seguridad de la Aviación Civil australiana, Peter Gibson, los controladores aéreos fueron quienes detectaron un problema en el aparato en el aeropuerto de Sidney.

Los controladores "notaron algo que les pareció humo que salía de la parte de detrás de la nave", señaló la cadena de televisión Nine.

Un aparato de la Qantas tuvo que efectuar el 28 de julio un aterrizaje de emergencia en Adelaida (sur de Australia) tras sufrir un problema en su tren de aterrizaje.

Ese incidente sucedió tres días después de otro aterrizaje de emergencia de un aparato de la compañía australiana con destino a Manila (Filipinas).

En esta ocasión, apareció un agujero en el fuselaje de un Boeing 747-400, a la altura de una de sus alas, cuando el aparato estaba en vuelo, con 365 pasajeros a bordo. Esto hizo que el avión descendiera 6.000 metros de golpe y tuviera que realizar un posterior aterrizaje de emergencia.