Franklin Arroyo
Colaboró: Edgar Chinchilla
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María Elena Salinas tenía motivos para vibrar de emoción cuando llegó al altar de la Basílica, ayer al mediodía, a agradecer favores a la Virgen de los Ángeles, justo en el día de “La Negrita”.
Su hijo, Emanuel Cascante Salinas, que nació de cinco meses de gestación, no tenía posibilidades de mover manos, ni piernas. Según los médicos, su cabeza seguiría creciendo, pero no su cuerpo.
Fue cuando lo puso todo en manos de Dios y de la Virgen. Ahora, dice Salinas, el niño mueve sus extremidades y la cabeza ya no crece de forma desproporcionada.
“Ahora que tiene 10 meses, vengo a darle gracias a la Virgen por todos los milagros que me ha concedido. Me habían dicho que iba a quedar como un vegetal. Pero no fue así. La esperanza ahora es que camine”, expresó.
No solo ella pidió por Emanuel. Su esposo, quien venía caminando desde San José y otros familiares también hicieron el peregrinaje. Salinas los esperaría al pie del altar, con el niño y otra hija, Marisol. Ella hizo el recorrido desde la entrada a Cartago.
Su relato se unió al de otros fieles que se congregaron a rendir homenaje a la Patrona de Costa Rica, en medio de celebraciones oficiales a las que acudieron altos jerarcas de la Iglesia y del Gobierno. (Ver nota aparte).
Sol, sombrillas...
Fueron cientos los que se aglomeraron para escuchar el sermón de Vittorino Girardi , obispo de Tilarán, y cientos los que sufrieron con el inclemente sol.
No fue el caso de los pocos ministros que llegaron, mientras los seminaristas se la pasaron protegidos por sombrillas que los cubrió del intenso sol. Algunos romeros también tuvieron que buscar protección contra los rayos solares.
Otros se interesaron poco, o nada, por el sermón. Optaron por sentarse en los alrededores, a masajear los pies, a tomar un refresco o comer el emparedado guardado desde San José.
Algunos hacían fila en las afueras del templo dispuestos a esperar su turno para ingresar de rodillas hasta el altar.
“A mi sobrino lo van a operar dentro de poco. Vengo a pedirle a ella que le vaya bien. Es un niño especial y tenemos varios años de venir.”, indicó Flora Segura, vecina de Guadalupe de Cartago.
Masajes para el descanso
Para Angelina Jiménez y Alfonso Cabezas, quienes viajaron desde Pérez Zeledón, las ampollas, el dolor y los ungüentos serán elementos que no olvidarán en su primera caminata a la basílica de los Ángeles.
Aunque lo hicieron desde San José, el cansancio en los novios era evidente. Cabezas recurrió a un masaje para aliviar los hinchados pies de Angelina.
“Es bastante duro, pero esperamos seguir viniendo. Era para tantear como era”, relató el joven Cabezas. Ellos duraron cuatro horas y media en la caminata.
No traían promesas que pagar o peticiones específicas, solo querían agradecer a la Virgen de los Ángeles por la salud, la familia y los estudios.
Una romera como Dios manda...
”Vine con un grupo, pero se quedaron atrás”, expresó Hilda Vargas, colombiana de 68 años, a la entrada a Cartago, donde iba con paso apurado y más fresquita que muchos jóvenes.
“Dos semanas antes hice ejercicios, no comí mucho, nada de frituras, solo vegetales, verduras. Este es mi segundo año”.
“No vengo con promesas. Pero vengo con más fe, porque este año hemos pasado situaciones difíciles de salud, especialmente mi esposo. A mí me mordieron dos perros y me pusieron 25 puntos y doy gracias por haber salido bien”.
Vargas hace 18 años que salió de su natal Colombia.
“No duraba un año”
Juan Gabriel Valerio no tenía posibilidades de vivir ni siquiera un año, pero su madre, Marlen Bonilla, lo ofreció a la Virgen de los Ángeles y ya va por 16.
“Es un niño muy sano. Es producto de la Virgen que esté así. Es un milagrito de ella y por eso estoy tan agradecida”.
Valerio es ciego y tiene discapacidades múltiples. Por eso necesita silla de ruedas. Su madre lo trajo desde San José en bus, pero no por eso, es un viaje fácil.
“Para mí es muy duro. Tengo que alzarlo y meter la silla, pero siempre hay ángeles que me ayudan. La Virgen los pone en el camino. El regreso es igual de duro. Pero la gente me cede espacios, yo sola con él definitivamente no podría”, expresó.
Caminó con bebé en brazos para comulgar
A Teresita Córdoba no le importó el sol, los discursos , el extremo calor ni tener a su hijo en brazos.
Ella quería comulgar en la misa en homenaje a la Virgen de los Ángeles con su niño y agradecer los múltiples milagros.
Ni siquiera utilizó el coche del bebé para la caminata, desde Guadalupe de Cartago. Prefirió hacerla a pie y de noche, para sentir más sacrificio.
“Es muy cansado. Empecé anoche, descansamos un poco y volví a caminar hoy en la mañana. A la Virgen le debo muchas cosas. Recuerdo que en una ocasión le pedí porque estaba muy enferma y logré salir adelante.
Ahora él es mi motivación para pedirle salud y que lo saque adelante”.
La otra romería del norte
Por una promesa o para dar gracias por un favor concedido, miles de personas también peregrinaron ayer a los diferentes santuarios de la Virgen de los Ángeles , en San Carlos.
Desde el 1 de agosto a las 6 p.m., vecinos de Ciudad Quesada, La Tigra, Chachagua, Florencia y Tilarán, se sumaron a la romería hacia Los Ángeles de La Fortuna.
Como todos los años, esta comunidad recibió a más de 10 mil personas. También hubo actos en el santuario de Las Delicias de Aguas Zarcas y en Pital.
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