Ronny Rojas
ronnyrojas@aldia.co.cr

Afirma que la Iglesia Católica no cometió ningún error al administrar y reinvertir dineros de particulares en un fondo solidario que se estableció desde 1982. Pero reconoce que se operó fuera del margen de la ley, aunque aclara que la responsabilidad fue del administrador, quien “hizo trámites a espaldas nuestras.”

El obispo de Cartago, José Francisco Ulloa, de 67 años, dejará el próximo jueves la presidencia de la Conferencia Episcopal en momentos en que la Iglesia se ha visto envuelta en cuestionamientos. Este es un extracto de una entrevista que concedió a Al Día el jueves pasado.

¿Cometieron un error al administrar dinero de particulares y reinvertirlo?

No cometimos ningún error.Eso fue cosa de los obispos de aquel tiempo (1982) que crearon un fondo solidario que nos ha dado muchas cosas positivas.

Pero la Sugef denunció que hubo intermediación financiera ilegal.

Por desgracia vinieron nuevas leyes bancarias que no contemplábamos y nuestro administrador no ejecutó lo que le pedimos.

¿Reconoce que venían actuando al margen de la ley?

No lo sabíamos. Nuestro administrador hizo trámites a espaldas nuestras, que repercutieron en estos cuestionamientos. Pero de parte nuestra, estamos seguros de que no cometimos conscientemente ningún error.

Estos han sido tiempos difíciles para la Iglesia.

Por supuesto que han sido difíciles, se nos han endilgado cosas que no son ciertas y se exageró la situación. Se han publicado verdades a medias que nos dañan, pero gracias a Dios el pueblo sigue confiando en nosotros.

Ya no es como antes, que casi nadie los cuestionaba.

Pues sí. Hoy, en un mundo secularizado, que cuestiona las cosas y con los medios de comunicación que investigan, la Iglesia está propensa a ser cuestionada. Debemos aceptar la realidad, dar la cara y responder con transparencia.

¿ La Iglesia es consciente de que la educación y un mayor acceso a la información hace que la gente sea más crítica?

Por supuesto, a lo largo de la historia la Iglesia se ha adaptado al mundo en que vive. Hoy estamos dispuestos a decir la verdad, a que nos vean y nos juzguen.

¿Y saben que los cristianos se cuestionan más su fe?

Por supuesto, el cristiano es hoy mucho más crítico, hay más diversidad de religiones y tienen un abanico de invitaciones para que escojan en qué quieren creer. Por eso, nuestro desafío es hacer que los cristianos maduren su fe.

¿Y cómo están lidiando con la pérdida de fieles?

Eso es uno de nuestros retos. Tenemos que imaginar otros caminos para evangelizar, atraer a quienes se han ido y mantener a los que tenemos. Eso nos lo pidió el Papa cuando lo visitamos.

Mientras unos critican, otros miles peregrinan hacia Cartago, ¿qué marca la diferencia?

Es un signo de que en Costa Rica la Iglesia está viva y los fieles buscan consuelo y esperanza. Si hay aspectos negativos, es porque el ser humano, aunque sea sacerdote u obispo, sigue siendo ser humano, con todas sus debilidades. Pero hay más santidad y bondad en la Iglesia que cosas negativas.

Y la relación Iglesia-Gobierno, ¿cómo la ve?

En Costa Rica, las relaciones Iglesia -Estado han sido siempre muy cordiales y respetuosas. Ciertamente, hay diferencias de criterio y de visiones, que a veces traen choques, pero se superan.

El presidente Óscar Arias ha criticado a la Iglesia por prohibir el control prenatal, ¿es esa una diferencia irreconciliable?

En la Iglesia tenemos una serie de principios que no son negociables, en ningún momento ni con nadie, porque no dependen de nosotros, sino de la doctrina que es revelada por Dios. Ante situaciones que contradicen estos principios, no nos vamos a quedar callados y el señor Presidente lo sabe, porque se lo hemos dicho.

¿Cómo se siente después de estos seis años?

Contento, porque avanzamos mucho. Los obispos hemos trabajado muy unidos organizando el trabajo de la Conferencia mediante comisiones nacionales con un obispo al frente de cada una.

¿Cuál es el principal reto de quien lo sustituya?

Buscar una evangelización efectiva a nivel nacional y salir de esta situación en que estamos por las recientes denuncias sobre las finanzas de la Iglesia.