Ana Coralia Fernández, periodista
paradigma@racsa.co.cr

¿Te acordás de mí? Sé que esa es la pregunta que me hacés todos los días, pero yo me acuerdo de hacértela solo en Diciembre…

Este año te pido obsequios invisibles: trabajo, paz, amor y salud. Son caros, pero también los que más nos hacen falta.

Los puse en orden de importancia para mí, pues aunque Adán y Eva se jalaron la torta de comerse la manzana, el trabajo digno y honesto es una justa y urgente redención para nosotros, los desterrados hijos, y aquello de “ganarse el pan con el sudor de la frente” no es tan malo como dicen. Pan por manzana es un buen trato.

La paz y el amor son hechos a mano, y muy delicados, así que si los vas a mandar que sea por cielocasillas, para que no se quiebren en el camino.

Dejé la salud de última, porque esa sí que viene de arriba. Abrir los ojos y ver el sol o la lluvia cada mañana, respirar y tener el cuaderno limpio para lo que reste de vida y que nos des la oportunidad de comenzar de nuevo día a día, ¡no se puede comparar con nada!

Como todavía me queda campo en este email, si te sobran por ahí, mandame un poco de esperanza y optimismo. Vieras cómo escasean por aquí y aunque casi no se notan, hacen la gran diferencia entre caminar o dejar la huella en todo lo que hagamos.

No me lo han pedido, pero estas palabras son extensivas para todas las personas de la Tierra, aún para aquellas que nos quitan el sueño y la dulzura de carácter. Yo prometo seguir intentándolo con todo mi entusiasmo y porfis, dejame un campito en el pesebre para irte a saludar.