Antonio Alfaro, periodista
analfaro@aldia.co.cr

Estamos feos, futbolísticamente hablando, pero como dice el viejo y conocido refrán “la suerte del feo, el guapo se la desea”.

¿O acaso nunca ha visto al feo con la guapa?

Hay atenuante para el feo con plata, pero en el caso de nuestro fútbol, ni guapo ni con plata: feos con ganas. Pero con suerte.

Tuvimos suerte desde el sorteo que definió los posibles rivales y, por si fuera poco, Panamá terminó eliminado el domingo en 20 minutos desastrosos. ¡Que me perdonen los salvadoreños! -con todo respeto- pero Panamá se vislumbraba como un rival más difícil que El Salvador, con legionarios de peso como Felipe Baloy o Blas Pérez y un viejo conocido como “Guimaraes”. En cambio los cuscatlecos tienen en Quintanilla, el mismo que ha quedado debiendo en la Liga, a su gran figura.

No hay cuadrangular más floja que la integrada por Costa Rica, Surinam, El Salvador y Haití. Esa suerte no la tuvo Honduras, que deberá pelear el boleto con México, Canadá y Jamaica. Quedarán ahí, de camino, selecciones que podían ser protagonistas en la hexagonal final. Ni parecida a la cuadrangular nuestra.

Si hoy el ranking de FIFA sirve de algo -muchas veces lo dudo- es para señalarnos que ninguno de nuestros rivales está entre los 100 primeros. ¡Y hasta con ellos nos va a costar!

Tenemos la suerte del feo, pero cuidado nos conformamos con ella.